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La segunda invención fueron los productos sensibles a la luz. Fue un descubrimiento imprescindible para la fotografía, ya que se demostró que ciertos productos eran sensibles a la luz solar. El francés Joseph Nicéphore Niépce, buscó la forma de fijar las imágenes del exterior proyectadas en la mencionada cámara oscura.
Tras una exposición de 8 horas, a través de la cámara oscura, la acción de la luz había aclarado y adherido el betún a las partes donde incidió con mayor intensidad. Así, se obtuvo una imagen positiva directa que se considero la primera fotografía de la historia y se le llamo heliografía.