PLATERO Y YO platero-y-yo-juan-ramon-jimenez | Page 13
La bandera gualda y San Isidro, Patrón de los labradores, con su
yuntita de bueyes.
Y más banderas de colores y más santos, y luego, Santa Ana, dan-
do lección a la Virgen niña...
Y San José, pardo...
Y la Inmaculada, azul...
Al fin, entre la Guardia Civil, la Custodia, adornada de espigas y
de uvas su calada platería.
En la tarde que cae, se alza, limpio, el latín andaluz de los salmos.
El sol, ya rosa, quiebra su rayo bajo en el oro viejo de las dalmáti-
cas y las capas pluviales.
Arriba, en derredor de la torre escarlata, las palomas tejen sus al-
tas guirnaldas de nieve encendida...
LEON.-
A ca uno Dio le consede lo suyo. Yo, con ejte oido que tengo,
soy capaz... Ya vei: loj platiyo... El injtrumento más difisi... El
uniquito que se toca sin papé... Si yo quisiera fastidia a Modejto,
con ejte oido pues silbaría antej que la banda las tocara, laj piesa
nueva... Ya vei... Ca cuá tiene lo suyo... Uno ejcribe en loj diario...
Yo tengo más juersa que Platero... (sale silbando).
Espérate, Platero. O pace un rato en este prado tierno si lo prefie-
res. Déjame ver a mí este remanso bello que no veo hace tantos
años (VASE PLATERO). El sol, pasando su agua espesa, le alum-
bra la honda belleza verdadera que los lirios de la orilla contem-
plan extasiados.
(El remanso, vertical, Proyección)
MÚSICA.-
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Son escaleras de terciopelo, bajando en repentino laberinto;
grutas mágicas, con todos los aspectos ideales que una mitología
de ensueño trajese a la imaginación de un pintor; jardines que
hubiera creado la melancolía de una reina de grandes ojos verdes;
palacios en ruinas como aquél que vi en el mar de la tarde,
cuando el sol poniente hería el agua baja. Y más, y más, cuando el
sueño más difícil pudiera robar al cuadro recordado de una hora
de primavera, en un jardín de olvido que no existiera del todo...