PLATERO Y YO platero-y-yo-juan-ramon-jimenez | Page 11

(APARECE EL CONSUMERO) CONSUMERO. ¿De dónde venís? NIÑA.- Venimos del monte. NIÑO.- Platero viene cargado de almoraduj. NIÑA.- Yo, de lirios amarillos. CONSUMERO. (Señala las alforjas de Platero) (¿Va argo?). NIÑA.- Vea usted... Mariposas blancas... Platero no ha subido nunca a la azotea. No puede saber qué honda respiración ensancha el pecho cuando al salir a ella se siente uno quemado en el sol del pleno día, ciego del blancor de la cal. Con la cal se da al suelo de ladrillo para que venga limpia al aljibe el agua de las nubes. ¡Qué encanto el de la azotea!. Las campanas de la torre están so- nando en nuestro pecho, al nivel de nuestro corazón. Se ven brillar lejos en las viñas, los azadones, con una chispa de plata y sol. Se domina todo: las otras azoteas, los corrales, donde la gente se afana cada uno en lo suyo —el sillero, el pintor, el tonelero... Las manchas de arbolado de los corralones, con el toro o la cabra... Ventanas con una muchacha que se peina, cantando... El río, con un barco que no acaba de entrar... Graneros, donde un músico solitario ensaya el cornetín... (TRES GITANAS SE ACERCAN) (ENTRA EL NIÑO DEL CANARIO) NIÑA.- ¡Qué reguapo estás hoy, Platero! NIÑO.- Ven aquí... - 36 -