PLANETA DEPORTIVO Planeta Deportivo - Enero 2013 | Seite 19

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Esto no significa que los consumidores valoren más el trabajo de los futbolistas y deportistas que, por ejemplo, los médicos. La gente está dispuesto a pagar más por un buen médico para que le opere que a un futbolista por jugar un partido.

La cuestión es que al médico sólo le paga el cliente al que opera mientras que al futbolista le paga multitud de personas: los que asisten a los estadios, los que pagan por el pay per view, los que ven los anuncios en las televisiones que lo retransmiten, los que compran las camisetas,… Cada uno hace una pequeña aportación pero sumados significan una fortuna.

El espectacular crecimiento de los salarios puede deberse a diversos factores que se han ido produciendo, como por ejemplo la sentencia Bosman de 1995, cuando el Tribunal Europeo dictaminó que los contratos de los jugadores podían moverse libremente entre clubes de la Unión Europea. Los jugadores empezaron a moverse con total libertad por el continente, yendo y viniendo en función del sueldo que se les ofrecía.

La creación de la Premier league en 1992 y la entrada de las televisiones en 1993, dispararon definitivamente los ingresos de los clubes y, con ellos, el sueldo de los futbolistas. Que por inercia, y viendo el negocio se fue trasladando desde la siempre innovadora liga inglesa hasta la italiana, española y alemana principalmente. En España vimos como el boom televisivo llegaría en 1996.

Además gracias al desarrollo tecnológico que se ha producido, el público puede acceder a ver a los mejores profesionales, aunque estos estén a miles de kilómetros.

Si antiguamente los aficionados sólo podían ver el deporte que se realizaba en instalaciones próximas a su domicilio, y en las escasas imágenes que los informativos ofrecía, ahora puede verse a través de la televisión e Internet a los mejores, aunque disputen los partidos en un país lejano.

Todo esto ha hecho que el fútbol haya seguido creciendo hasta niveles inmensos de popularidad, las marcas comerciales veían en los futbolistas, y principalmente en los grandes jugadores , un gran reclamo, se les veía y ve como estrellas capaces de generan valor de muchas formas, de aumentar sus ventas, su popularidad, credibilidad, etc..

Además dentro del propio mundillo todo también se ha ido encareciendo, el precio de las entradas (sobre todo en España) ha crecido salvajemente, Donde los aficionados de este deporte que han visto cómo los precios de las entradas se han llegado a multiplicar por diez en este periodo.

Si en 1989 las entradas más baratas para ver al Madrid o Barça estaba entre 5 y 6 euros, ver un partido ahora en dichos estadios cuesta por lo general un mínimo de 50 €.

Lo mismo ha sucedido con la aparición, creación y aumento de productos de merchandising. Antiguamente llegaba a ser hasta difícil conseguir una camiseta de tu propio equipo, muchos equipos carecían de instalaciones o puntos de venta, y sin embargo hoy en día uno puede comprarse cualquier camiseta de cualquier equipo del mundo, eso sí, a unos precios altísimos.

Todo esto ha repercutido en sueldos extremadamente altos, así como un crecimiento simultáneo de la inestabilidad financiera de los clubes. Se ha fomentado una mayor deuda, algo que lamentablemente estamos viendo hoy en día en España con desapariciones y descensos de muchos clubes que en épocas no muy lejanas gastaban auténticas millonadas en sueldos.

Es posible que todo esto se podría haber canalizado en por supuesto un crecimiento del sueldo de los futbolistas, que al final son los protagonistas de este deporte, pero quizás con unos topes, unos máximos salariales, y haber aprovechado el “excedente” para invertir en mejores infraestructuras deportivas, mejores métodos de entrenamiento para jóvenes, subvencionar precios de las entradas, productos, en definitiva para no haber deshumanizado y alejado de la realidad tanto el mundo del fútbol.

CARLOS PRIETO