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 PUPPY blues
 La melancolía inesperada de cuidar un cachorro.
 Los primeros meses con un cachorro deberían ser pura felicidad, pero la realidad es más compleja. Un estudio de la Universidad de Helsinki ha identificado un fenómeno conocido como“ puppy blues” o melancolía del cachorro, que afecta a una proporción sorprendentemente alta de nuevos cuidadores caninos y se asemeja notablemente a la depresión posparto en madres primerizas.
 MÁS COMÚN DE LO ESPERADO
 La investigación, liderada por el veterinario Hannes Lohi, analizó las experiencias emocionales de más de 2.000 cuidadores de perros en Finlandia. Los resultados revelaron que el 45,1 % de quienes habían criado un cachorro desde pequeño experimentaron dificultades emocionales significativas durante los primeros meses. Aproximadamente el 10 % reportó niveles altos de estrés, acompañados de ansiedad, cansancio y frustración.
 LOS SÍNTOMAS
 Los síntomas incluyen ansiedad derivada de múltiples preocupaciones sobre el bienestar del cachorro, frustración por las dificultades inesperadas de la crianza, y agotamiento físico y mental que puede provocar problemas de sueño. Curiosamente, algunos cuidadores incluso experimentan un arrepentimiento inexplicable, similar a lo que ocurre en la melancolía posparto.
 PARALELOS CON LA MATERNIDAD HUMANA
 La psicóloga Aada Ståhl, coautora del estudio, señala que estos resultados son sorprendentemente similares a la depresión posparto en madres humanas, especialmente las primerizas. Sin embargo, existe una diferencia crucial: mientras que la depresión posparto está ampliamente reconocida y documentada científicamente, el puppy blues permanece prácticamente invisible en la literatura académica.
 UNA REALIDAD NO RECONOCIDA
 Como destacan los investigadores,“ si bien la melancolía del cachorro es un término de uso común entre los dueños de perros, el término es casi inexistente en la literatura científica”. Esta falta de reconocimiento significa que muchos cuidadores se sienten solos y culpables por experimentar emociones negativas cuando se supone que deberían estar disfrutando de su nueva mascota. Afortunadamente, como ocurre con los bebés humanos, con el tiempo los recuerdos positivos tienden a sobreponerse a los negativos, y terminamos recordando con nostalgia la juventud de nuestras mascotas, olvidando las noches sin dormir y el estrés inicial.