Pets Experts Magazine Agosto 2021 | Page 13

EN PELIGRO
El ajolote es un anfibio endémico del Valle de México que actualmente solo vive en algunos rincones de una red de canales del lago de Xochimilco que ocupan una superficie total de 180 kilómetros cuadrados .
“ En 1998 la doctora Virginia Graue calculó la presencia de 6000 ajolotes por kilómetro cuadrado . Para 2008 repetí el estudio y ya solo había 100 y en 2013 solo contabilizamos 36 por kilómetro cuadrado , lo que quiere decir que su población va bajando más o menos como nosotros habíamos predicho ”, dice a Mongabay Latam Luis Zambrano , fundador del Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México ( UNAM ).
AMENAZA
Zambrano , quien comenzó a trabajar con los ajolotes hace 18 años , ha realizado análisis de viabilidad poblacional de esta especie y descubrió que el crecimiento o decrecimiento de la población de ajolotes depende en gran medida de qué tanto se mueren o sobreviven los ejemplares más jóvenes , “ que son el eslabón más sensible de la población , contrario a lo que pasa con las tortugas marinas , donde los adultos son los más vulnerables ”.
La UICN advierte que entre los factores de amenaza contra el ajolote está el crecimiento de la actividad turística mal regulada , lo que aumenta la contaminación en la zona . Xochimilco es conocido internacionalmente por sus paseos en las trajineras , unas embarcaciones decoradas con motivos mexicanos , donde se puede pasear por la zona mientras se come y bebe escuchando mariachi .
EXTRACTO DE LA NARRATIVA DE JULIO CORTÁZAR TÍTULADA AXOLOTL
Vi un cuerpecito rosado y como translucido ( pensé en las estatuillas chinas de cristal lechoso ), semejante a un pequeño lagarto de quince centímetros , terminado en una cola de pez de una delicadeza extraordinaria , la parte más sensible de nuestro cuerpo . Por el lomo le corría una aleta transparente que se fusionaba con la cola , pero lo que más me obsesionó fueron las patas , de una finura sutilísima , acabadas en menudos dedos , en uñas minuciosamente humanas . Y entonces descubrí sus ojos , su cara . Un rostro inexpresivo , sin otro rasgo que los ojos , dos orificios como cabezas de alfiler , enteramente de un oro transparente , carentes de toda vida pero mirando , dejándose penetrar por mi mirada que parecía pasar a través del punto áureo y perderse en un diáfano misterio interior .
Un delgadísimo halo negro rodeaba el ojo y lo inscribía en la carne rosa , en la piedra rosa de la cabeza vagamente triangular pero con lados curvos e irregulares , que le daban una total semejanza con una estatuilla corroída por el tiempo . La boca estaba disimulada por el plano triangular de la cara , sólo de perfil se adivinaba su tamaño considerable ; de frente una fina hendidura rasgaba apenas la piedra sin vida .
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