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Un perro ocupado es un can contento. Lograr que lleve su propia mochila durante el paseo (con sus objetos personales) o que traiga el periódico en casa son actividades que ejercitan su cerebro.
Otra opción interesante es jugar al escondite con él. Unte un objeto con un poco de comida húmeda y escóndalo en el parque o en casa. Si el juego del escondite con el perro se desarrolla en el interior del hogar, es preferible que el juguete se tape, a su vez, con una camiseta u otra prenda vieja, con el fin de evitar manchar la vivienda.
La pista de rastreo de búsqueda puede incorporar cajas, envases y otros obstáculos que el can deba saltar. El objeto con la comida puede ocultarse en distintos lugares del recorrido y, a medida que los descubra, se le premia con caricias e, incluso, con alguna galleta casera.
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Escondidas
El perro disfrutará mucho con este estimulante y divertido juego canino. Ate al extremo de un palo largo una cuerda que tenga, al menos, un metro de longitud. Al final de la cuerda se anuda un peluche pequeño y ya tendrá un juguete casero barato para el animal. Escóndase detrás de una puerta o pared y agarre el palo con las manos, mientras el muñeco reposa sobre el suelo, a la vista del perro.
Cuando el peluche logre llamar la atención del can (para ello se puede mover ligeramente el palo), tratará de alcanzarlo con su boca. En ese momento, se intensifica el movimiento para evitar que el animal lo atrape. Así se convierte en un creativo juego de agarre.
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Un, dos, tres
Motivar al perro a emprender diferentes acciones es otro juego divertido que sirve para estimular su mente. La señal para cambiar de actividad (entre otras, para pasar de coger una pelota a correr por el pasillo en busca de su juguete o recibir un abrazo) puede estar precedida de un enérgico y simpático "un, dos, tres", que funcione de detonante para modificar la acción.
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Artículo inspirado en una publicación de Consumer.com