SINFONía ELECTORAL
En estos casos lo recomendable es que los asesores del área
o las personas de confianza preparen apuntes, frases, cifras o
tips que puedan servir para el discurso, pero por una cuestión
de estilo la redacción final debería estar a cargo del equipo
de discurso que seguramente manejará el estilo del candida-
to y podrá ponerlo en palabras compatibles con su identidad.
¿Leer o no leer?
El discurso de quienes no leen siempre es más agradable de
escuchar, pero no todos los candidatos saben o pueden ha-
cerlo. Cualquier persona que quiera postularse a un cargo
político debería estar capacitado para hablar en público y si
esa es su dificultad, debería prepararse.
Como regla general uno podría pensar en hablar sin leer en ac-
tos donde se dirige a la opinión pública en general y reservar la
posibilidad de leer cuando se habla en actos orientados a públi-
cos muy especializados si el candidato no tiene tiempo de estu-
diar el discurso o tenga que brindar información muy específica.
Los que no leen tienen sus propios métodos para preparar
los discursos, están los que los redactan completos y los es-
tudian hasta memorizarlos y los que prefieren utilizar ayuda
memorias con punteos que les recuerden los temas que quie-
ren abordar o con palabras que actúan como disparadores
de conceptos o frases.
Los que leen suelen tener los discursos impresos a doble es-
pacio, con tipografía grande, para que resulte fácil verlos. Se
deben considerar las condiciones de iluminación e incluso el
viento, para que los papeles no se vuelen.
Aprender a hablar en público
El primer punto a observar es la dicción, hay personas que
tienen muy buena dicción y voces agradables y otras a las
que no se les entiende nada o tienen problemas con ciertos
sonidos, por ejemplo con la Z. Eso se puede mejorar con la
CAPÍTULO 5
COMUNICACIÓN
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ayuda de fonoaudiólogos. La segunda cuestión muy vincu-
lada a esto es que al tener que hablar mucho en público, al-
gunos candidatos se van quedando sin voz en poco tiempo y
esto también se entrena y se aprende. El tercer aspecto es la
interpretación y para eso hay profesores de teatro que ayu-
dan a perfeccionar la cadencia, la gestualidad, las pausas, los
silencios.
Quien no haya nacido con el don de hablar en público y se
interese en la política, debería ir preparándose con tiempo en
cursos de oratoria ya que gran parte de la imagen del candi-
dato tendrá que ver con cómo se expresa.
Los discursos también se pueden ensayar, a veces es comple-
jo recrear las condiciones en que se va a hablar, porque no es
lo mismo hacerlo en una oficina que en un estadio frente a
miles de personas, pero es conveniente practicar, incluso fil-
marse, volver a verse y prestar atención a todos los detalles,
tanto del contendido como de la interpretación.
El atril
Aunque a algunos les parezca un tema menor, una cuestión
importante para las presentaciones es contar con un buen
atril. El atril tendrá una enorme exposición en los medios, se
verá en los canales de televisión y aparecerá en innumerables
fotos. Es decir que su diseño, los colores, la gráfica que tenga
aplicada, deben ser cuidadosamente estudiados. Los atriles
más modernos incluyen en el frente unas pantallas donde se
proyectan imágenes, puede ser el logo del partido, el eslogan
de campaña, el nombre y cargo a los que se postula el candi-
dato o incluso puede usarse para destacar frases o cifras que
mencione el orador. Eso es lo que ve el público, pero no es lo
único que importa. El atril tiene que estar balanceado con la
altura del orador, a veces se utiliza un escalón cuando el atril
es para varios oradores que tienen diferentes alturas. Puede
tener un recorte para poner un vaso de agua, un plano incli-