Para
ella
fue
complicado
ejercer la labor de trabajadora
social desde el área de la
educación, porque se requiere
tener un vínculo afectivo con los
estudiantes;
tras
años
laborados tiene un gran aprecio
por y hacia sus estudiantes,
resultado de la
amistad
y
confianza que se ha tejido al
acompañarlos en situaciones
personales
complejas
sencillas
en
las
y
que
ha
orientado de manera amable y
oportuna.
Ama
su
profesión
porque
aprende cada día más a partir
de las situaciones que vive en
la oficina de coordinación en la
que los conflictos personales,
familiares, escolares son una
constante cada tarde; aun así
tiene la valentía de ir al colegio
porque
su
orientación
contribuye a formar en valores y a orientar sus proyectos de vida en acompañamiento de la familia.