NO AL MALTRATO ANIMAL
Todo comienza cuando Magia creadora de la fundación Bulldogs al Rescate, encuentra a Brando en condiciones precarias, una mala situación en la cual presentaba signos de maltrato y respondía con actitudes agresivas. Magia trabajo con Brando por dos años, salía a trotar con él para manejar el estrés y disminuir el instinto agresivo que presentaba, acudió también a esterilizarlo, pero no sirvió. Cuando lo rescató pesaba alrededor de 60 kg, puesto que donde lo tenían lo alimentaban con trozos de pollo para que se calmara. Mordió en diferentes ocasiones a quien lo cuidaba mientras Magia salía de viaje; evaluado por etólogo para hacer tratamientos de malos comportamientos que sacaban su mal carácter y finalmente diagnosticado por el mismo especialista para realizar proceso de eutanasia debido a que no lograba superar los traumas que le había causado el maltrato del pasado.
Luego por problemas personales, Magia tuvo que dejar a Brando a cargo de una guardería en la ciudad de Bogotá e irse de allí a Medellín. Después de un tiempo aparece la familia de Brando reclamandolo y acusando a Bulldogs al rescate de robo, hecho que se desmintió por las pruebas de rescate y estado del animal. Como si fuera poco a Magia se le dañan los teléfonos y pierde contacto con la guardería, hecho que se presta para que la guardería la acuse de abandono, ella acudió a esta guardería porque no encontraba hogar de paso y por su comportamiento era difícil dejarlo en cualquier casa.
Tiempo después la guardería clausura y deben sacar todos los animales que se encuentran allí. Es aquí cuando Mariana Grisales una joven emprendedora, una heroína sin capa, una mujer capaz de meterse en alcantarillas y cruzar caños para rescatar un animal, lo recibió en su fundación PRAPPIC. Con amor, paciencia y dedicación Mariana logró darle al gordito un hogar en mi casa, en la que supo lo que es ser amado y respetado, en la que el pozuelo de los patos era la mejor diversión y salir a pasear representaba una de las actividades más importantes para relajarse y disfrutar del pasto verde que crece a las orillas del río negro en Cáqueza- Cundinamarca.
Dormía con él, lo abrazaba en las noches y podía sentir sus suspiros, esos suspiros que llegaban hasta lo profundo de mi corazón, me hacían sentir que estaba seguro y que estaba agradeciendo porque su pesadilla había terminado, al menos eso creíamos los dos esas noches en las que abrazaba su enorme cuello y besaba sus cachetes. Pero llegó el día de la pesadilla, su trauma volvió a aparecer y atacó uno de mis gatos, mi hermano menor en rescate del gato fue agredido por Brando, todos nos alertamos evidentemente. Me acerque a Brando y en sus ojos vi que ya no estaba él, estaba la bestia que humanos irresponsables habían creado, mi gordito no estaba, miraba con odio.
Mi hermano fue atendido en clínica privada para que no nos pusieran probelmas por la mordida. Mariana fue un gran apoyo en esa situación, ella habló directamente con Magia quién le contó toda la verdad sobre Brando, un gordito que fue criado para matar, que fue maltratado y se le enseñó a lastimar, uno más de la larga lista de maltrato animal. Los tres junto a Magia y Mariana llegamos a la conclusión de que debíamos seguir la recomendación del etólogo y lo mejor era dormirlo, como me duele recordar de nuevo esas palabras, me rompe el corazón pensar en que la vida de mi gordito fue tan cruel.
El 23 de junio a las 7:30 de la mañana llegó el veterinario para hacer el proceso de eutanasia. me acerque al gordito con los ojos inundados de lágrimas y le dije que había sido lo mejor que me había pasado, que lo amaba con mi corazón y que esperaba verlo algún día allá arriba, donde el cielo es más azul. Mientras la inyección hacia efecto sostuve su patita, puse su cara sobre mi pierna sin importar si me mordía, pero no, el no me mordería, lo mire dándole fortaleza, afirmándole que su pesadilla por fin acabaría.El gordito me miró con amor, ahí estaba él, agradeciéndome por hacer de los últimos días de su vida, los mejores, yo solo lloraba, le daba besos en el rostro mientras dejaba de respirar, fue un momento muy difícil, estaba llorando de dolor y rabia por todo el daño que le habían hecho. El veterinario me levanto y me retiró de Brando, por última vez lo vi respirar y le dije que lo amaría por siempre. Tal vez no recibió amor al venir a este mundo, pero para irse de él lo recibió hasta su último respiro, ese momento en el que le dije que se llevaría mi corazón con él, que grite agarrándome la cabeza, diciendo una y otra vez que lo amaba y que esperaba que descansara por fin.
Hasta siempre gordito hermoso.