Pectus Cotidie | Page 9

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El romancero de la semana

Pectus Cotidie

Mandó el rey prender Virgilios

y a buen recaudo poner,

por una traición que hizo

en los palacios del rey:

porque forzó una doncella

llamada doña Isabel.

Siete años lo tuvo preso,

sin que se acordase de él,

y un domingo estando en misa

mientes se le vino de él.

-Mis caballeros, Virgilios,

¿qué se había hecho de él?

Allí habló un caballero

que a Virgilios quiere bien:

-Preso lo tiene tu alteza

y en tus cárceles lo tien.

-Vía, a comer, mis caballeros,

caballeros, vía, a comer,

después que hayamos comido

a Virgilios vamos ver.

Allí hablara la reina:

-Yo no comeré sin él.

A las cárceles se van

adonde Virgilios es.

-¿Qué hacéis aquí, Virgilios?

Virgilios ¿aquí qué hacéis?

-Señor, peino mis cabellos

y las mis barbas también:

aquí me fueron nacidas,

aquí me han encanecer,

que hoy se cumplen siete años

que me mandaste prender.

-Calles, calles tú, Virgilios,

que tres faltan para diez.

-Señor, si manda tu alteza,

toda mi vida estaré.

-Virgilios, por tu paciencia

conmigo irás a comer.

-Rotos tengo mis vestidos,

no estoy para parecer.

-Yo te los daré, Virgilios,

yo dártelos mandaré.

Plúgole a los caballeros

y a las doncellas también;

mucho más plugo a una dueña

llamada doña Isabel.

Llaman un arzobispo,

ya la desposan con él.

Tomárala por la mano

y llévasela a un vergel.

Romance de Virgilios