Desde 2007 hasta ahora, ¿ha cambiado su método de entrenamiento?
Muchísimo, muchísimo. Yo empecé jugando básicamente, ya que no sabíamos nada. En el 2007 me voy a la residencia Blume que es un salto de calidad y, cuando ya vuelvo a Montijo, soy otro. Cuando empezamos a trabajar Carlos Burón, Antonio Fuentes y yo, hacemos un triángulo muy bueno y es entonces cuando descubrimos el alto rendimiento que es entrenar, pero entrenar duro. El saber que en las competiciones vas a estar bien, sobre todo a nivel mental -porque lo que falla con mayor frecuencia en los campeonatos es lo psicológico-, y yo creo que ese fue el cambio que hice hace tres años. Hace dos años y medio me lesiono y me tengo que operar y mi mundo se puso un poco patas arribas. Sí, es cierto que desde tres años hasta aquí la metodología ha cambiado.
¿Qué retos ha conseguido de los que se propuso al comienzo de su carrera deportiva?
Mi sueño era vestir la camiseta de la selección extremeña, era lo que ansiaba, ponerme la camiseta, que me dieran el chándal y poder ponérmelo. Iba a todos los sitios con él: a los campeonatos de España, a las concentraciones siempre me lo llevaba y al final nunca miras más allá. Pero el sueño de todo deportista es ir a unos Juegos, pero ni en mis mejores sueños podría haber soñado que participaría en dos Juegos Olímpicos. Mi primer sueño fue estar con la selección extremeña, poco a poco ves que puedes ir más arriba e ir con la selección nacional en tu categoría. Recuerdo cuando me llamaron por primera vez para la selección absoluta, fue increíble. Todo deportista tiene que ir cumpliendo metas y yo creo que me quedan algunos por cumplir y tengo la misma ilusión que el primer día.
Ha batido muchos récords, pero ¿cuál de ellos es el más especial?
El primero, sin ninguna duda, fue el récord de España juvenil y el último, de 2019, también tiene un significado muy, muy especial. El último databa de 2013 y era mío y estamos hablando que desde 2013 hasta 2019 no mejoro marca. Muchas veces se lo digo a los niños que se desesperan por no mejorar, les digo que yo llevaba desde el 2013 sin hacer marca y al final la hice. Son seis años que no tiras la toalla, que no dejas de entrenar y que luchas por tus sueños y al final llega el resultado. El atletismo siempre te da lo que te mereces y el 2019 nos está dando alegrías.
¿Qué se siente al estar en unos Juegos Olímpicos?
Es increíble la sensación. La primera vez, en Londres, no te lo quieres creer hasta que no salga la circular y esté tu nombre. Una vez que estás en el avión, que estás pasando los controles de seguridad, cuando ya te dan las llaves de tu apartamento, cuando estás en el apartamento, cuando paseas por toda la villa olímpica viendo a la selección nacional de baloncesto -con la que hace dos semanas estabas jugando a la consola y ahora estabas jugando con ellos- en ese momento es cuando yo creo que te das cuenta de la inmensidad que estás viviendo. Asistir a unos Juegos es el sueño de cualquier deportista y vivirlo desde dentro es una pasada.
¿Es Tokio el próximo gran objetivo?
Sí, claramente. Nosotros vivimos de cuatro en cuatro años con esa ilusión. 2019 es el mundial en Qatar. Queremos estar allí y queremos hacerlo bien pero el objetivo primordial de los cuatro años, sin ninguna duda, son los Juegos Olímpicos. El año que viene Tokio y serían mis terceros Juegos.
¿Qué factores son los más importantes en el deporte?
La constancia, sin ninguna duda. Al final esto es como los estudios, hay que planificarlos a diario y en el deporte es igual. Aquí venimos todos los días a entrenar, tenemos que estar día a día, esforzándonos y esto es lo principal. Hay días que no tienes motivación, que no tienes ganas de entrenar y lo único que te salva es que eres persistente, concienzudo y que sabes que todo esto tiene su recompensa al final.