¿Por qué es importante el descubrimiento?
Esther: Por eso mismo, porque el estado de conservación del yacimiento nos está permitiendo conocer cosas, técnicas o modos de vida de los tartesos que para nosotros eran completamente desconocidas. Habitualmente, cuando un arqueólogo llega a la excavación de un yacimiento, suelen estar muy arrasados. Como mucho, se excavan los cimientos y te permite saber cómo era la planta, recoger un poco de cerámica, etc. En este caso, al conservar los muros, podemos deducir de dónde se ha extraído la arcilla para hacer los ladrillos, entrar en el edificio y moverte.
¿Por qué se decidió intervenir allí, en Guareña?
Sebastián: Por el trabajo que se hizo de prospección. Se localizaron varios túmulos y nosotros íbamos a empezar por uno cerca de Mérida, pero aparecieron problemas administrativos, y comenzamos los sondeos de otros túmulos, y nos encontramos con el Turuñuelo.
¿Por qué no pudisteis acceder al piso inferior?
Esther: Acceder al piso inferior plantea muchos problemas metodológicos. La metodología arqueológica básicamente dice que hay que excavar por estratos horizontales, por unidades distintas, como una pared que se ha caído… Hay que poder documentar todo el material y relacionarlo con cada unidad, y saber cómo fue el proceso. Como una casa que se cae, lo primero que se deposita es el techo y luego las capas de relleno. Entonces ocurre que, para poder acceder a las habitaciones del piso inferior, hay que destruir las paredes del piso de arriba. Es una decisión muy difícil de tomar.
¿Ha sido el descubrimiento más importante de su carrera?
Sebastián: Sí que es el descubrimiento más importante.
¿Como se creó la fundación de "Construyendo Tartesos"?
Sebastián: Es un proyecto que continúa otros proyectos de investigación anteriores, y todos parten de la zona de la Serena. Trabajamos para conocer la población de la zona de la comarca de la Serena, y a partir
de ahí nos fuimos extendiendo a todo el Valle de Guadiana. Son proyectos continuos de los planes nacionales de investigación. Este sería el quinto. Estos proyectos son de 5 años, y este es el último que se pidió. Este último se centró en la arquitectura, para estudiar la arquitectura tartésica en esta época, comparando lo que hay en el Valle del Guadalquivir y lo que hay en el Valle del Guadiana.
Al ganar el primer premio de la Fundación Palar, ¿qué sintieron?
Sebastián: Mucha alegría. Primero porque no pensamos que nos lo fueran a dar, porque la competencia era importante, por ejemplo, el proyecto sobre el origen del hombre en Tanzania. Aunque el
descubrimiento de los tartesos tuvo una gran difusión, es todavía un proyecto muy joven. Alegría y satisfacción.
¿A quién o a qué irá dirigido el premio de 80.000 euros?
Sebastián: Al Turuñuelo. Las bases son clarísimas: el dinero que otorgan es para la investigación del sitio.
¿Por qué se creó la Fundación Palar?
Sebastián: Creo que es un filántropo que tiene una de las farmacéuticas más potentes de España. Es el segundo hombre más rico, un apasionado de la arqueología, y decide crear una fundación que se dedica a pagar misiones españolas en el extranjero. El premio se hizo para las excavaciones europeas.
Beatriz Sánchez y Loli Gazapo