La Fed compra basura hipotecaria para reactivar la economía de Estados Unidos
La Reserva Federal anunció un nuevo plan de estímulo monetario con el objetivo de dar vida a la famélica economía de Estados Unidos cuyo desempleo sigue en niveles muy superiores a los existentes antes del estallido de la crisis. Desde febrero de 2009 la tasa de desempleo está por encima del 8% y junto a ser una de las más altas de los últimos 30 años, no tiene forma de descender a la misma velocidad con que ascendió.
Por eso que a partir de este mes y por una cantidad de tiempo ilimitado, la Fed comprará 40 mil millones de dólares en valores respaldados por hipotecas, es decir, los activos tóxicos o “armas financieras de destrucción masiva” que desataron la actual crisis. Es una apuesta crucial para revitalizar la economía estadounidense por la vía de la devaluación del billete verde. Este plan, sumado al lanzado la semana pasada por el BCE, deja en claro que hoy nadie quiere tener una moneda fuerte y que cada bloque se empeña en debilitar y hundir su moneda.
Esto es porque la receta del monetarismo es clara: debilitar la moneda para mejorar la competitividad, aumentar las exportaciones, el saldo en la balanza comercial y el empleo. Pero si tanto el BCE, con el euro, como la Fed, con el dólar, apuestan a lo mismo, el hundimiento de esta guerra de divisas no hace más que acelerar el hundimiento global. Por cierto que en esta guerra por el dinero barato la Fed lleva las de ganar dada la desmembrada conjunción de países que integran el euro.
El objetivo de la Fed es reactivar el mercado de la vivienda por la vía de una nueva burbuja de dinero barato, dado que se piensa que no hay mejor antídoto que grandes dosis del mismo veneno que arrastró a la economía al precipicio hace cinco años. Y como la economía estadounidense no sale aún del letargo de la crisis, nada mejor que una carrera devaluatoria sin límites en guerra abierta con el resto del mundo.
El nuevo plan de Bernanke no tiene ningún límite de tiempo (todos los meses la Fed comprará 40.000 millones de dólares) y además se ha comprometido a mantener las tasas de interés en niveles bajos (cercanos a cero) hasta “mucho después de que la economía comience a recuperarse”. Pero la tendencia de la economía de Estados Unidos, es al declive y el estancamiento. Muy lejos están los tiempos en que las depresiones súbitas encontraban recuperaciones vigorosas. La tendencia de las últimas tres décadas ha sido al letargo.