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En estos días de emergencia sanitaria y emergencia educativa, donde la nueva normalidad es: adaptación, reinvención, protocolos; es bueno hacer un alto, para reflexionar, sobre nuestros jóvenes y niños educandos. Con respecto a los saberes, que los niños y jóvenes adquieren en su relación del día a día con los nuevos repertorios tecnológicos (NRT), o para términos entendibles, TICs; usualmente la escuela o mejor dicho la Comunidad Educativa, suele asumir una actitud de subvaloración, o franca ignorancia con tinte retrógrada. Sin embargo, en este contexto actual, en el pleno uso de las Tics (de inicial a 5° de secundaria), la escuela tiene el reto de comprender lo que los jóvenes aprenden fuera de las fronteras escolares (McLaren, 1997: 57). |”Aprender” y que en este mundo posmoderno conocemos como Gestión del Aprendizaje. Como diría el educador popular Paulo Freire, al entender el espíritu creativo que llevan dentro, al leer sus semánticas, entender la visión de mundo, que los jóvenes contemporáneos están construyendo, comprender las “mañas”, que emplean como formas indispensables de resistencia y analizar sus modos de percibir y actuar, como algo más, que meras expresiones de alienación. Hace que el docente y por inercia la escuela desarrolle una nueva mirada a nuestros educandos. En la medida que se construía esta revista y cuando tengamos la oportunidad de repasar nuestra vista, por los diferentes artículos les invito a proponernos a comprender, al menos parcialmente, lo que está emergiendo respecto a la forma de aprender y a las relaciones complejas y dinámicas, que las nuevas generaciones establecen con las nuevas tecnologías. Al leer y conocer experiencias nuevas y emprendimientos con visión de futuro, al entender el testimonio de nuestros jóvenes y de profesores de cómo cambió el contexto de aprender al hacer de su hogar una escuela y regular el sentido de autonomía con relación a sus responsabilidades, podemos decir: El uso de las TICs y las plataformas vinieron para quedarse. Desde hoy en nuestra escuela estamos asumiendo una disposición: hacer de los múltiples recursos y de las experiencias exitosas, una marca, para replicar e invertir u orientarlo a una tarea creativa puntual, que los concentra; es un desafío abrumador, si se tiene en cuenta, que la institución escolar favorece, a la disposición de encarar muchas y múltiples secuencias de tareas, con resultados, no necesariamente articulados entre sí, pero con implicación afectiva y fuerte talante expresivo. También es cierto, por fortuna, que en estos tiempos del COVID 19 ninguna institución moderna ha sido más proclive a pensarse e intentar renovarse como la escuela. Disfrutemos de esta revista, ¡nuestra revista! El Dios de la vida, bendiga su vida y hogar. ¡Grandes cosas son posibles! Hno. Jorge Antonio Aguilar Reyna.