Evolución de las relaciones
Esta rama de la epistemología que estudiaba el método comenzó a hipertrofiarse( si se permite la expresión), de manera tal que la metodología pasó a ser prácticamente un sinónimo de epistemología. Aún en la actualidad sigue resonando esta idea: Klimovsky( 1994) llega a sostener, por ejemplo, que « la ciencia es esencialmente una metodología cognoscitiva y una peculiar manera de pensar acerca de la realidad », y que « nuestro texto [ que es una introducción a la epistemología ] asigna una particular importancia al análisis del método científico »( p. 15).
El afianzamiento de la reflexión metodológica
A propósito de la discusión sobre las relaciones entre epistemología y metodología, dos acontecimientos interesan rescatar del siglo xix: la consagración del nuevo método científico y las reflexiones en torno a las nuevas ciencias sociales. Ambos contribuyeron, aunque de diferente manera, a consolidar o hipertrofiar aún más la rama metodológica de la epistemología. a) El nuevo método exaltado por los modernistas siguió siendo aplicado por los físicos, los químicos, los biólogos y los incipientes psicólogos, lo que produjo un efecto importante: terminó redefiniendo el objeto de estudio de cada ciencia. Por ejemplo, el método experimental de Wundt( 1874) sustituyó al alma, una noción especulativa, por las de conciencia y sensación, conceptos verificables asequibles al método científico. Incidentalmente, puede agregarse que Augusto Comte( 1844 / 1982), en lugar de pensar en la posibilidad de cientifizar la psicología desde el método, directamente la eliminó del campo del saber científico porque su objeto de estudio era el alma, una especulación metafísica.
Este primer acontecimiento apuntaló aún más a la metodología como estudio epistemológico privilegiado, toda vez que el método había adquirido el poder de transformar los mismos objetos de estudio de la ciencia, convirtiéndolos en constructos verificables. b) Mientras tanto, también en el siglo xix comenzaban a diferenciarse un nuevo tipo de ciencias: las del hombre, también llamadas ciencias del espíritu o ciencias culturales, donde su objeto de estudio – las producciones humanas – aparecía como radicalmente diferente al de las ciencias tradicionales( para este caso, las producciones de la naturaleza).
Frente a esta situación, y debido a que el nuevo objeto de estudio no se adecuaba al método científico consagrado, había por lo menos tres alternativas: a) las
������������jul.-dic., 2011, Vol. 3, No. 2, 109-126 | 119