Paradigmas Vol. 3, No. 1 | Page 63

El conflicto de interés en el ámbito universitario

Introducción

El espíritu empresarial ha encontrado su lugar en los campus universitarios alrededor de los Estados Unidos. Los presidentes y rectores le dieron la bienvenida, los docentes innovadores en las facultades lo adoptaron, y los gobiernos – estatal y federal – lo fomentaron, con la expectativa de cosechar los beneficios sociales y económicos de la transferencia de tecnología.

Los enfoques innovadores para dicha transferencia han derivado en nuevos tipos de alianzas entre los sectores académicos y privados: se pueden encontrar a los investigadores de las compañías trabajando de manera mancomunada con docentes y estudiantes de posgrado en los laboratorios universitarios; las universidades han otorgado licencias para nuevas tecnologías a las corporaciones; las empresas establecen oficinas satélites en centros de investigación que son propiedad o que son patrocinados por las universidades con el fin de aprovechar la proximidad de los docentes e investigadores y los recursos de los campus; las universidades están construyendo instalaciones « incubadoras » que ofrecen un ambiente propicio para el desarrollo de nuevas tecnologías y otorgan licencias para el uso de éstas a empresas derivadas( spin-off) creadas por sus docentes.
Por otro lado, la acogida de tantos sectores de la sociedad a estos avances puede significar que la empresa privada y el bien público no sólo pueden coexistir en la academia, sino que pueden prosperar. Sin embargo, al mismo tiempo los conflictos de interés se han convertido en uno de los aspectos más controversiales de la vida universitaria desde finales de los años ochenta. Los administradores de todo tipo de instituciones educativas – públicas y privadas, grandes y pequeñas – están revisando y analizando, con un nivel de ansiedad no despreciable, las cuestiones que surgen de la gran cantidad de actividad empresarial que se está desarrollando en sus campus a medida que deben enfrentarlas.
En gran medida esta actividad es motivada por el temor, bien fundado, de los perjuicios que pueden sufrir las misiones fundamentales de la universidad – la enseñanza, la investigación y la proyección social – si los casos de conflicto de interés no se manejan de manera adecuada. Los errores cometidos en este campo podrían llamar la atención y, muy posiblemente, resultarían en la intervención de las agencias reguladoras externas, de las agencias gubernamentales, de la legislación

Paradigmas, ene.-jun., 2011, Vol. 3, No. 1, 58-75 | 61