Enfatiza la comprensión de las necesidades básicas humanas en forma integral.
Entiende el aprendizaje como una forma de autorrealización del ser. Las prácticas
educativas están centradas en la persona (Carballo, 2017, p.9).
Es una corriente de gran relevancia en el ámbito educativo, ya que ha señalado
la importancia de la dimensión socioafectiva de los individuos, de las relaciones
interpersonales y de los valores en los escenarios educativos, como factores
determinantes -o al menos muy influyentes- en el aprendizaje de los estudiantes
(Gutiérrez, 2003, p. 33).