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algún juego que demuestre el poder visual del Xbox One
(o de tu nueva gaming PC) es Rise of the Tomb Raider.
La dirección artística no se ha tenido que sacrificar ni en
los detalles de los ladrillos de las tumbas ni en la física
del peló húmedo de Lara Croft.
Contras hay pocos, y estos dependerán del gusto de
cada uno sobre lo que les gusta de la serie original de
Tomb Raider. Lara siempre se ha enfrentado, en poca o
mucha medida, a lo sobrenatural. Pero aquí, por la misma escala del juego, la presencia de magia y elementos fantásticos se siente mayor, incluso exagerada. Otro
punto es la ausencia de verdaderos bosses finales, algo
que esperábamos mejorara en esta nueva entrega.
Pero el verdadero potencial de Rise of the Tomb Raider
se descubre después de terminar el juego, volviendo a
los campamentos y buscando las tumbas secretas que
no vimos en la primera vuelta. Es ahí donde se siente
que la inversión (en dinero y tiempo de juego) valió la
pena. Basta con las tumbas para hacer de Rise uno de
los mejores juegos de aventura de esta generación. j
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“Pero el verdadero
potencial ... se
descubre después
de terminar el
juego, volviendo a
los campamentos
y buscando las
tumbas secretas
que no vimos en la
primera vuelta.”