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Raquel Parra Pagán 2.º Gestión del Transporte 38 El sentido de futuro está profundamente arraigado en los seres humanos. En cada momento pensamos, casi sin darnos cuenta, sobre lo que vamos a hacer más tarde, ma- ñana, la semana próxima, el mes que viene o dentro de un año, pero ¿y si, de la noche a la mañana, sucede un cambio radical en tu vida? ¿en tu proyecto de vida? Desde siempre reflexionamos sobre nuestro fu- turo, lo que queremos ser de mayores, lo que quere- mos hacer de nuestra vida, en la edad adulta, pensa- mos a largo plazo, con nuestra pareja, nuestra familia, incluso, nuestros hijos. Nuestro trabajo profesional, nuestro futuro más allá y, por qué no, la jubilación, pero sigo planteando la misma cuestión del princi- pio: ¿y si toda esta película, tan bien montada, se des- vanece de repente? Planificar nuestro proyecto de vida nos facilita el camino, nos da una cierta estabilidad, una cierta paz mental, pues ponemos empeño, ilusión, entusiasmo, deseo. Al fin y al cabo, nuestras expectativas del mañana se alimentan con lo que Rojas Marcos llama esperanza. Los que están esperanzados afrontan cada cuesta q ue le impone la vida con mayor o menor dificultad, y llegan a superarla con cierto entusiasmo cuando así lo sienten. Cuando se pierde el sentido de futuro, nos em- barga un permanente estado de alerta, nos llena la desidia, la inquietud, empiezan los problemas de ansiedad, la tristeza, incluso el aislamiento social. Nuestro organismo empieza a somatizar, aparecen las jaquecas, dolores de espalda, cuello, contracturas, aun a pesar de hacer tu habitual deporte. Si nuestro cuerpo sufre, nuestro alrededor lo percibe. No se puede sacar de donde no hay, pero recuer- do que alguien dijo en cierta ocasión, “se puede sacar de donde queda”. Estamos en un entorno globalizado, donde todo lo que ocurra al otro lado del charco, tarde o tempra- no, nos rebota a nosotros. Observamos continuamen- te los medios de comunicación que nos bombardean con problemas sociales, catástrofes ambientales, pér- didas globales económicas, y un largo etcétera que de todos es sabido. No pretendo llegar aquí y desanimar a nadie, pero en parte lo que ocurre a nuestro alrededor, los jóvenes lo ven, observan que sus padres vuelven a la Escuela, a un Ciclo de F.P. con el fin de reciclarse profesionalmente; y, si no es directamente su padre, lo es el de algún compañero suyo de estudios. Aún hoy, no consigo comprender cómo los jóve- nes del hoy no ven el futuro del mañana, cuando real- mente ellos mismos son el futuro. La simple mirada a las aulas de los ciclos, donde conviven experiencia con inexperiencia, donde conviven ex-profesionales con estudiantes púberes, debería bastar para que vo- sotros, estudiantes que habéis perdido la esperanza, Pandora Pandora Firma de Libros de Laura Gallego en FNAC La firma de libros comienza a las seis de la tarde. Llego a FNAC a las cinco menos diez, y la cola ya es larga y espesa. Rápidamente me dirijo a la caja para comprar mi ejemplar de “Donde los Árboles Cantan” y me sitúo al final de la cola, junto a la multitud que ansía ver a la autora. luchéis para ser alguien en el mañana. Cada uno es lo que quiere ser, o así nos lo di- cen los grandes pensadores, “siembra y recogerás”, dice nuestro proverbio español; el poder de nuestro cere- bro es infinito, y éste ha de ser conocido por todos con el fin de ser aprovechado. Esta juventud que ve el sin sentido del día a día. Hay que querer cambiar, estar dispuesto a cambiar, no hay más que planteárselo de esta manera: qué es lo que empuja a un adulto en paro, con familia, a volver a dar ese paso y compartir pupitre contigo. Recordemos que el saber no ocupa lugar (el que dijo esto no ha visto mi habitación); la ignorancia, en cambio, sí: ocupa el lugar vacío que da origen a los prejuicios, a la involución del ser humano, al odio, a la rabia de no saber hacer frente a aquellos que saben más que yo, ocupa el lugar que la sociedad os da, el lugar que habéis querido elegir llevar, que la sociedad os ignore. No por gritar más fuerte en las calles les haréis escuchar, pero si lo hacéis con sentido común y conocimiento os sabrán atender. Más poder tiene el sentirse respetado que no temido y odiado. Recordad todos: vosotros sois dueños de vuestro sendero, vuestro camino lo forjáis vosotros, no sin esfuerzo pero sí con ilusión. Esperanza, esa amiga que ex-profesionales ya llevan consigo en su cami- no; vosotros jóvenes aprended a hacerle hueco en esa misma mochila, en la mochila de la Vida. Para esos momentos del día en los que se te hace cuesta arriba seguir adelante. Para esos momentos en los que estás dispuesto a tirar la toalla. Para esos momentos en los que quedas atrapada en el vacío. … No hay que perder la esperanza. Colaboraciones A los que les queda algo de esperanza (y a los que la han perdido) Tras varios minutos de espera, veo a Maravillas Palomino, antigua alumna de este centro. Me co- menta que ella también ha venido a la firma de libros, y amablemente me ofrece esperar con ella y un grupo de chicas que conocíamos, al principio de la cola. El tiempo pasa rápido: todas comentamos cosas a cerca de los libros de Laura Gallego que hemos leído y nos han impresionado. También sobre este nuevo ejemplar, que todas deseamos abrir al llegar a casa. Es entonces cuando se abren las cortinas, y la cola se aproxima más a la mesa donde en pocos mi- nutos estará la fantástica autora. Todos los allí pre- sentes estamos muy emocionados, y diez minutos antes del comienzo, aparece Laura Gallego con una chica pelirroja que bien puede ser su mánager. Es recibida por la multitud con un millón de aplausos y vitoreos, y tras dedicarnos un saludo y una sonrisa, se sienta en el que será su asiento durante las próxi- mas horas. Observamos a las afortunadas que nos preceden echarse fotos y recibir la firma de Laura, mientras la cola avanza a un ritmo, que aparentemente, resulta vertigino- so para los que estamos tan cerca de vivir ese momento. Pero, como todo, el momento siempre llega. Al situarme a su lado me quedo mirándola con asombro. Dejo mi ejemplar sobre la mesa, y me pregunta mi nombre. La observo mientras escribe una dedicato- ria, y al finalizar me devuelve el libro. Se repite el acto cuando le entrego un ejemplar de “Memorias de Idhún” que una amiga (que no pudo asistir al evento) ansía tener firmado. Amablemente, dedica también éste. Yo, cons- ciente del momento, le pregunto si puedo abrazarla. Ríe, y encantada me recibe con los brazos abiertos. Espero a que firme los libros a Maravillas e Irene Palomino, y las tres nos echamos una foto para guar- darla de recuerdo. Finalmente, triste de tener que marcharme, le digo a Laura lo mucho que la admiro. Me lo agra- dece, y voy hacia la salida junto a mis compañeras, todas llevando un libro firmado por Laura Gallego, la famosa autora juvenil de género fantástico. “Para Loli, con cariño. Para que al pasar las páginas de este libro, oigas el sonido de los árboles cantores. Laura Gallego.” Pandora Loli Meseguer Bachillerato 39