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El límite de la legalidad se transgrede cuando una empresa genera ganancias por las que no
se paga impuestos en el país de origen de su dueño. Por regla general eso constituye una
evasión tributaria, ya que según el principio universal de tributación se pagan los impuestos
en el país en que se está domiciliado.
¿Son ricos todos los dueños de ese tipo de empresas?
En principio, cualquiera puede abrir una “empresa de papel”. Pero ¿reporta ello alguna
utilidad? “No”, responde Sven Giegold, y aclara: “Solo vale la pena tener una ‘empresa de
papel' si se obtienen ganancias del capital, y a gran escala”.
Además, hay que pagar los caros honorarios de bufetes como Mossack Fonseca. Semejante
paso solo resulta comprensible cuando una persona ha perdido por completo la confianza
en el sistema bancario o jurídico del propio país. “Pero, en tal caso, cabe preguntarse si
Panamá sería la primera opción”, dice el europarlamentario, autor del libro “Secar los oasis
tributarios”.
¿Qué información pueden obtener los inspectores tributarios?
Mediante los Papeles de Panamá nos enteramos por lo pronto solo de que determinados
deportistas y políticos a todas luces han tendido participación en “empresas de papel”. Eso
aporta una nueva herramienta a los inspectores tributarios. “Ahora, los organismos fiscales
tienen que averiguar si las empresas allí reveladas figuran también en las declaraciones de
impuestos de esas personas”, dice Giegold.
Las autoridades ya han puesto manos a la obra. Por ejemplo, los inspectores tributarios de
España y Austria están examinando los datos que se han dado a conocer. Por su parte,
algunos afectados por las revelaciones, como Messi y Macri, han emprendido su defensa,
negando cualquier cargo. Todo dependerá finalmente del resultado que arrojen las
investigaciones.