Outlander Magazine Número 7 (marzo 2018) | Page 13
SECCIÓN DE SILVIA GARAZ
U
no de los escenarios
más conocidos que nos
ofrece Atrapada en el
tiempo es, sin duda, Versalles.
Jamie y Claire pasan ciertas
veladas allí invitados por el
propio Rey Luis o por el Mon-
sieur Duverney, el Ministro de
Finanzas con el que Jamie jue-
ga a menudo al ajedrez.
Es en Versalles también
donde nuestra pareja preferida
conoce a Alexander Randall,
el hermano pequeño de Jo-
nathan, con el que guarda un
gran parecido y que bien valió
el susto de Jamie y Claire. Pero
no fue este el único susto, pues
Claire sufre en el palacio un en-
venenamiento que podría ha-
ber terminado muy mal. Por lo
tanto, el palacio de Versalles se
convierte en uno de los fondos
importantes de esta segunda
novela y temporada. Pero ¿qué
importancia tuvo Versalles y su
palacio en la historia?
Sueño y realidad
El palacio de Versalles se en-
cuentra en la región que lleva
el mismo nombre, al oeste de
París, y que fue capital no o -
cial del reino en varias ocasio-
nes. A pesar de que París era
la capital o cial y el palacio del
Louvre era la residencia real,
donde realmente se llevaban a
cabo los asuntos del gobierno
era en Versalles.
La antesala del palacio que
hoy conocemos la mandó
construir el rey Luis XIII, que
tras una visita a la familia Gon-
di, una familia rica de Versalles,
quedó prendado de las tierras.
En 1622, el rey se hizo propie-
tario de un coto de caza y en
1624 compró un pedazo de
tierra en el que ordenó la cons-
trucción de una pequeña casa,
conocida como “El castillo del
caballero”. Entre 1632 y 1634,
el palacete tuvo varias amplia-
ciones, antes del fallecimiento
de Luis XIII en 1643.
Su hijo y sucesor, Luis XIV,
empezó a interesarse por Ver-
salles alrededor del año 1661
cuando la idea de abandonar
París le surgió en la cabeza.
Después de ver lo creado por
su padre, el sueño de un nuevo
palacio anidó en la mente del
monarca y ordenó a su arqui-
tecto, Le Vau, y al paisajista
Le Nôtre transformar tanto el
palacio como el jardín. Luis Le
Vau reconstruyó las depen-
dencias y André Le Nôtre creó
el invernadero y el zoológico.
Entre 1664 y 1666, el rey
Luis decidió reformar por com-
pleto Versalles para poder pa-
sar más tiempo allí junto a su
Consejo. Se conservó el pa-
lacio edi cado por su padre
y se triplicó la super cie de la
residencia con una decoración
que hacía una clara alusión al
sol. Los jardines también fue-
ron ampliados y se instalaron
las primeras esculturas.
A partir de 1668, el palacio
tuvo otras ampliaciones tras
las quejas de varios cortesa-
nos en una esta que asegura-
ban que el espacio en palacio
era insu ciente. Las viviendas
que había cerca se unieron al
palacio mediante pabellones
que formaban el patio de ar-
mas. Las dependencias del
rey, al norte, y las de la reina, al
sur, también fueron unidas por
una terraza.
permanente. La idea más de-
sarrollada es que Luis temía
una sublevación por parte de la
nobleza, por lo que los juntó a
todos en la corte de Versalles
para mantener el poder y el
control. A cambio, les ofrecía
títulos, viviendas en palacio y
estas, entre otras cosas. Esto
fomentó que Versalles se con-
virtiese en una villa, rodeada
de pequeños casas que ser-
vían como alojamiento para
los sirvientes de los nobles, ta-
bernas y posadas que hicieron
que la población aumentase.
No fue hasta 1684 que se
terminó la construcción de una
de las salas más conocidas de
esta residencia, la Galería de
los Espejos. Se utilizó como
co-municación entre los de-
partamentos del rey y la reina y
tiene 73 metros de largo y 375
espejos. En 1919, se converti-
ría en el lugar donde se rma-
ría el Tratado de Versalles, que
pondría n a la Prime ra Guerra
Mundial.
El 1 de septiembre de 1715,
Luis XIV, conocido como el
Rey Sol, fallecía de gangrena
después de reinar durante 72
años. A partir de entonces,
Versalles perdería fuelle, aun-
que siguió siendo la sede de
la corte de Luis XV y Luis XVI,
hasta que este fue obligado a
volver a París en 1789.
La antesala del
Hoy en día
palacio que hoy
conocemos la
En 1837, Camille Bachas-
mandó construir el
son, conde de Montalivet, creó
rey Luis XIII, que
lo que hoy se conoce como el
quedó
Museo de la Historia de Fran-
prendado de las
cia. Hoy en día, el Museo de
tierras y en 1624
la Historia está situado en las
compró un pedazo de alas, mientras que otras es-
tierra en el que
tancias privadas, como las
ordenó la
habitaciones de la familia real,
construcción de una han sido restauradas y pueden
pequeña casa,
visitarse tal y como eran en el
conocida como
siglo XVII.
“El castillo del
Dentro del palacio también
caballero”.
En 1682, y con obras todavía
sin acabar, el rey Luis XIV se
instaló en Versalles de forma
pueden visitarse la capilla y
la Galería de los Espejos. Los
jardines también están abier-
tos a las visitas. En sus 800
hectáreas se pueden encon-
trar diferentes tipos de plantas
En 1919, se
convertiría en el
lugar donde se
rmaría el Tratado de
Versalles, que
pondría n a la
Primera Guerra
Mundial.
y árboles, además de fuentes,
estanques y esculturas. Se
pueden visitar a pie, aunque,
dada su extensión, es reco-
mendable contar con otras
posibilidades, como hacerlo
en bicicleta o en el tren que
los recorre. Otros puntos fuer-
tes de los jardines son el Gran
Trianón, un pequeño palacete
de mármol rosa, o el Dominio
de María Antonieta, un espacio
en el que la reina consorte dis-
frutaba de su intimidad.
Si se visitan los jardines du-
rante los meses de abril a octu-
bre, es importante informarse
bien, ya que suelen realizarse
espectáculos en los que el
agua de las fuentes se mueve
al ritmo de la música.
El conjunto que crean el pa-
lacio y el parque de Versalles
fue declarado Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco en
1979.
En la serie
A la hora de grabar la serie,
la producción no se movió a
Versalles. Las grabaciones
de interiores se realizaron en
Praga, donde grabaron toda
la acción que ocurría en París,
como por ejemplo las escenas
de la biblioteca, lmadas en el
Monasterio Strahov.
También se utilizaron dife-
rentes palacios de Inglaterra
cuya decoración es de estilo
francés.
Los jardines pertenecen al
Castillo Drummond, en Per-
thsire, Escocia, que pueden
visitarse pagando una entrada
de 6 libras. La biblioteca del
Monasterio de Praga también
puede visitarse por 80 coronas
checas, unos 3 euros.
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