Una tarde brumosa enmarcaba el Centro de la Ciudad de México frente a las puertas de uno de los edificios coloniales enigmáticos, que en algún momento funcionaban como mansiones virreinales, para después albergar hoteles reconocidos y que ahora para muchos puede ser sorprendente que operen como departamentos en renta.
Ahí fue la cita y nos recibieron cuatro personas en la habitación. Concentrados, serenados, con la mirada de quien tiene la seguridad de lo que quiere. Al fondo una ventana que da a un pequeño balcón que muestra los límites de centro de la ciudad, iluminando una pequeña zona de la habitación en donde se encuentran colocados los instrumentos frente a un sillón de tres plazas en el que los cuatro integrantes de Del Toro, se van colocando con facilidad para preparar la conversación.
Entre presentaciones, la atmósfera comenzaba a dilucidar una especie de incertidumbre sobre lo que se va a decir y sin embargo ya todo se encontraba listo. Caro en la batería y en las percusiones electrónicas, proveniente de Oaxaca; junto con Álvaro en el bajo y sintetizadores, Sérpico en la guitarra y sintetizadores y Felipe en la voz quienes son de san Luis Potosí, nos cuentan cómo una amistad desde la infancia comenzó a dar luz a una relación de amigos entre Felipe y Álvaro a la que se uniría después Sérpico en San Luis, la cual daría existencia a una historia de Ciencia – Ficción cuyo Protagonista era Rodrigo del Toro.
Aún en ese momento no sabrían que en honor a ese justiciero y matón producto de la imaginación Álvaro y Felipe, se bautizaría a este proyecto musical devenido de formar varias bandas en la Entidad, donde se reunían principalmente para escuchar música de todo tipo, pero sobre todo rock de 70 ‘s y 80´s incluyendo a los símbolos de Hair Metal o “bandas greñudas” como refiere Sérpico, quien pone como ejemplo a Motley Crüe. Además de que el propósito de esas reuniones era el de empezar a tocar con tablaturas de The Ramones.
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