OTWO Magazine September 2020 | Page 32

The clock is ticking. The Intergovernmental Panel on Climate Change announced that we have just 11 years to prevent climate change from becoming irreversible. Yet, solutions to help businesses become carbon neutral within such a limited timeline are few and far between. Given that just 100 companies account for over 70% of global emissions, supporting private corporations to reduce their carbon footprint should be a priority for environmentalists. Twentytwenty, a local environmental consultancy I co-founded, was established with exactly that in mind. Our ethos has been to empower businesses to reduce their emissions and become carbon neutral in a way that also makes sense for them from a financial and branding point of view. We must resist the urge to talk about sustainability purely in terms of its benefit for the planet, and begin also stressing the business case for transitioning towards greener practices. Only then can we expect significant numbers of companies to invest time and resources into tackling our climate crisis, because it will help them perform better rather than simply feel good. Our work so far has focused on helping businesses in three key ways: cost minimisation,revenue maximisation, and improved marketing potential. Crucially, we deliver these benefits using methods that directly reduce a company’s negative ecological impacts. That’s a win for businesses, and a win for the planet. Given that the world is currently experiencing both an economic collapse and a climate catastrophe, this is the kind of approach needed to make real progress. In particular, businesses must learn to embrace resource efficiency and the concept of ‘radical transparency’. The former can be achieved through environmental audits, which analyse the interactions between an organisation’s processes and the natural environment. Environmental audits identify hotspots of resource wastage including the consumption of electricity, water and raw materials like paper. Their aim is to align a business’ goals with the planet’s well-being; to find ways of running the same business more efficiently to decrease pollution. Reducing electricity usage saves companies money, and also cuts their carbon footprint. Using less packaging decreases the cost of materials, and also minimises litter and marine pollution. El reloj está en marcha. El Panel Intergubernamental del Cambio Climático anunció que nos quedan apenas once años para impedir que el cambio climático sea irreversible. Empero, las soluciones para ayudar a que las empresas se transformen en carbono-neutrales en una franja de tiempo tan limitada son escasas y divergentes. Dado que sólo cien empresas acumulan el 70% de las emisiones del planeta, el apoyo a las corporaciones privadas debería constituir una prioridad para los ecologistas. Twentytwenty, una consultoría ecologista que de la que fui cofundador, se estableció con ese preciso objetivo en mente. Nuestra ética ha consistido en alentar a las empresas a que reduzcan sus emisiones y se transformen en carbono-neutrales de una manera que les resulte viable desde los puntos de vista financiero y comercial. Debemos contener la necesidad de referirnos a la sostenibilidad en términos puramente relacionados con cómo beneficia al planeta para empezar a subrayar la situación de las empresas y su transición hacia prácticas más ecológicas. Sólo entonces podremos esperar que un número significativo de compañías invierta tiempo y recursos en hacer frente a nuestra crisis climática. Por encima de sentirse bien, ello les permitirá actuar mejor. Nuestra labor hasta la fecha se ha centrado en ayudar a las empresas a través de tres elementos clave: minimización de costes, maximización de ingresos y un potencial de marketing incrementado. De forma esencial, proporcionamos estos beneficios a través de métodos que reducen el impacto ecológico negativo de las empresas. Esto constituye un triunfo para las firmas y un triunfo para el planeta. Dado que el mundo atraviesa en la actualidad un colapso económico y una catástrofe climática, éste es el tipo de enfoque necesitado para avanzar de verdad. En concreto, las empresas deben aprender a compatibilizar la eficiencia energética con el concepto de ‘transparencia radical’. La primera puede lograrse a través de auditorías medioambientales que analicen cómo interactúan los procedimientos de las empresas con el entorno natural. Las auditorías medioambientales identifican puntos calientes de despilfarro de residuos, lo cual incluye el consumo de electricidad, agua y materias primas como el papel. Su objetivo consiste en alinear los objetivos empresariales con el bienestar del planeta; encontrar fórmulas para que la 30 OTWO 14 / SEPTEMBER 2020