In the dusty streets of Los Molinos de Río Aguas –
an off-grid ecovillage located in the semi-arid region
of southern Spain – the reality of life without wa-
ter really hits home. Thanks to the 6 million water
guzzling olive trees that spread across the deserts
of Almería in monoculture plantations, the aquifer
wells of Alto Aguas, which provide a vital water
source for around 8000 residents in the region, 50 in
Los Molinos, and a whole host of wildlife, are being
sucked dry at a devastating rate, four times the rate
that they can replenish.
Whilst olives are to Spain what salt is to the sea,
the method of agriculture which family farms histo-
rically adopted was very different to what is prac-
ticed today. ‘Olivos de Secano’, literally ‘Dry Olive’
farming, used water in extreme cases only and on a
scale that fed local markets. Today, olive farmers are
pressured by big international buyers into producing
larger fruits, all year round, resulting in demands for
a huge amount of water (10 litres per olive tree, per
day). The right to cultivate land in this region was
traditionally granted to small farmers and for contai-
ned areas of orchards for cereal plantation. But since
the 1990’s, they have been handed over to wealthy
companies and the area is increasingly acting as a
magnet for agricultural entrepreneurs in search of
cheap soil and water. The “intensivas” olive plan-
tations today swallow the soils of Almería at 5000
hectares, with not more than one meter of space
between each tree.
To plant olive trees the land is stripped naked by
bulldozers whilst the soil is forced flat. Each plant
is then inserted with laser technology and treated
with herbicide – polluting the water which feeds
back into the aquifer. To feed the trees, water is dug
from bore holes, which typically went no deeper
than 50 meters, but today reach as far down as 700
meters, sometimes hitting radioactive water. In fact,
there are rumours of wells being dug illegally and
undeclared. The unsustainability of this agro-indus-
trial system is most evident in the short life span of
the trees. Andrés Pérez Pérez, local agronomist and
founder of the newspaper El Afa explains, “an olive
tree can live hundreds of years, but in this intensive
growing environment they die after 10 years, with
maximum efficiency reached after just 5 years.” Sad-
ly, it is not just the water which is suffering, but lo-
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Calles polvorientas en Los Molinos de Río Aguas.
Esta ecoaldea almeriense, - ubicada en la región se-
miárida del sur de España (Almería)- se encuentra
fuera de las conexiones de agua. Una realidad que
impacta. La cosa se complica cuando conocemos
que, la existencia de seis millones de olivos se ex-
tienden en monocultivos por las desérticas tierras al-
merienses, devorando la capacidad de tan preciado
bien en los acuíferos de Alto Aguas. Una fuente vital
de tan preciado bien natural que surte a más de ocho
mil residentes en esta región, cincuenta en Los Moli-
nos y una importante cantidad de vida salvaje, cau-
sada por la velocidad a la que se están absorbiendo
las reservas de agua existentes calculadas en cuatro
veces superiores a la tasa de reposición existente en
la actualidad.
Mientras que las aceitunas son para España lo
que la sal es para el mar, el método adoptado his-
tóricamente por los cultivos familiares, ha sido de
forma habitual muy diferente del que se practica hoy
en día. El “Olivo de Secano” literalmente la agricul-
tura del olivar seco, hacía uso del agua solo en casos
extremos, con una proporción de cobertura para los
mercados locales. En la actualidad, los mercados
internacionales, presionan a los productores para
que la apariencia y tamaño del fruto, sea superior
a lo largo de todo el año, lo que obliga a un con-
sumo de agua muy superior de 10 litros por olivo y
día. El derecho a cultivar tierras en esta región, se
otorgaba por tradición, a los pequeños agricultores
y para áreas contenidas de huertos para la planta-
ción de cereales. Desde la década de 1990, se han
entregado a empresas ricas y el área cada vez se
asemeja más a un imán para empresarios agricolas
en busca de suelo y agua baratos. Las actuales plan-
taciones intensivas e olivos, se apoderan en Almería
de 5.000 hectáreas de terreno, sin dejar más de un
metro entre cada árbol. Los olivos se plantan en la
tierra que ha sido desbrozada por las excavadoras
para que cada planta sea introducida en la tierra con
tecnología láser. Cada una, se trata con herbicida, un
sistema que contamina el agua que retroalimenta el
acuífero. El riego de los árboles se extrae de los po-
zos que en un principio se cavaron a unos cincuenta
metros pero que en la actualidad, alcanzan los se-
tecientos, pudiendo incluso golpear agua radiactiva.
Existe cierta rumorología que afirma la existencia de
OTWO 02 / SEPTEMBER 2019
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