Descubierto en la bahía el único híbrido de delfín
La existencia de especímenes híbridos entre distin-
tas especies no es ya una anomalía de la naturaleza.
El pasado año, se descubrieron varias hibridaciones
de mamíferos marinos fuera del cautiverio.
El emparejamiento y cópula entre mamíferos mari-
nos es con toda probabilidad, mucho más común de
lo que podemos conocer, porque es más complicado
de detectar y observar, si lo comparamos con los
casos de otros grupos de animales y plantas.
Uno de estos descubrimientos se ha llevado a cabo
aquí mismo, en la bahía de Gibraltar. Un caso único
de hibridación intergenérica entre un delfín nariz de
botella hembra y un delfín común de pico corto, ve-
rificado en estas aguas.
Ha habido otros casos ratificados de cruces del del-
fín nariz de botella en todo el mundo pero este, es el
primer ejemplo de hibridación entre estos dos géne-
ros, descubiertos en la naturaleza.
Rocío Espada es bióloga marina ubicada en la co-
marca del Campo de Gibraltar y realiza sus inves-
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tigaciones a bordo de los catamaranes Dolphin
Adventure. A principios de este año, Espada junto
con otros investigadores y en colaboración con la
Universidad de Sevilla, han publicado sus hallazgos.
La bahía se considera un lugar de reproducción y ali-
mentación para una significativa población de del-
fines comunes de pico corto. En esta misma área,
también se encuentran delfines nariz de botella y ra-
yas, pero se ven con menos frecuencia. Los delfines
rayados ocasionalmente se mezclan con los delfines
comunes, mientras por el contrario, los delfines nariz
de botella y los delfines comunes por lo general no
interactúan, sino que tienden a evitarse entre sí.
A pesar de ello, la historia de este delfín nariz de
botella e híbrido común comenzó con un delfín nariz
de botella hembra, conocido como Billie.
Billie era bien conocido entre los biólogos marinos
locales que venían observándola durante una década
mientras interactuaba con grupos de delfines comu-
nes. Antes de 2016, también fue estudiada ayudan-
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do a partos comunes de delfines y, en tres ocasiones,
llevando a los recién nacidos a la superficie.
El 11 de agosto de 2016, esta hembra “Billie” pudo
ser contemplada, mientras levantaba y empujaba
una cría recién nacida hacia la superficie. En ese ins-
tante, no había ningún otro ejemplar. Las fotografías
realizadas y los análisis de la observación de años,
permitieron las comparaciones correspondientes y la
conclusión de que la cría pertenecía a Billie. No solo
eso, con toda probabilidad, se trataba de un híbrido.
Tras este hallazgo, único, la bióloga Rocío Espada,
comenzó a recopilar datos según patrón estándar
como fechas, hora y ubicaciones de cada avista-
miento.
Estos apuntes han sido recogidos durante diez
meses, con la pareja vigilada casi a diario. De los
trescientos cincuenta y cinco avistamientos, durante
ciento cuatro de ellos, fueron observados dentro de
grupos de crías de delfines comunes.
Se examinaron las características de los delfines jó-
venes y descubrieron que tanto la robustez de su
corpulencia como la longitud, eran similares a delfín
nariz de botella. En cambio, sus rayas laterales, su
coloración y los patrones entrecruzados, eran carac-
terísticas de los delfines comunes.
Los investigadores, también estudiaron a la pareja
para concretar detalles sobre su relación, monito-
rizando sus interacciones. Observaron como Billie
exhibía comportamientos continuos de crianza y
paternidad, a la vez que mantenía un contacto cerca-
no con la cría. También observaron que la pareja se
frotaba y se perseguía, signos típicos del comporta-
miento entre madre y retoño.
Se consideró la posibilidad de tomar muestras de
ADN del pequeño, pero no se llevaron a cabo, al
considerarse un riesgo que podría poner en peligro
la salud de la cría.
Una vez recopilados todos los datos de sus hallaz-
gos, los investigadores llegaron a la conclusión de
que se trataba de un híbrido de delfín común de pico
corto y un delfín nariz de botella. Un caso único,
nunca antes observado en la naturaleza.
Lamentablemente, desde junio de 2017, no ha vuelto a
observarse al animal por el equipo que lo venía siguien-
do, llevando a pensar a los investigadores que el animal
no esté vivo ya, considerando cómo de singulares son los
híbridos de mamíferos marinos en la naturaleza.
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En los últimos años, ha habido algunos otros descu-
brimientos en otras partes del mundo.
En 2017, justo frente a la costa de la isla de Kauai,
se contempló otro híbrido único: un cruce entre una
ballena con cabeza de melón y un delfín de dientes
ásperos.
Este híbrido masculino tenía una capa dorsal que
combinaba con la de la ballena con cabeza de me-
lón y el patrón de color manchado de un delfín de
dientes ásperos.
Las muestras de ADN confirmaron que su madre era
una ballena con cabeza de melón, concluyendo que
el padre de los híbridos era un delfín de dientes ás-
peros.
Fue nominado con el apodo de Wholphin, errónea-
mente. Sin embargo, como las ballenas con cabeza
de melón son de hecho un miembro de la familia de
los delfines, este divertido nombre es, bastante en-
gañoso.
El pasado año, los científicos corroboraron la exis-
tencia de un híbrido único entre un narval y una
beluga, que tuvo lugar hace más de treinta años.
A finales de los años 80, un cazador Inuit mató a tres
de estos posibles híbridos, sin saber que se trataba
de ellos. Tenían aletas similares a una ballena belu-
ga mientras sus colas eran las de un narval. No eran
ni blancos ni moteados, sino completamente grises.
Conservó un cráneo, que en 1990 fue examinado
por un científico en Copenhague, que planteó la
presunción de que se trataba de un híbrido narval/
beluga. Gracias a los análisis de ADN realizado por
la Universidad de Dinamarca, en 2018 se ha podi-
do confirmar la hipótesis propuesta siendo apodado
como Narluga.
El caso de Billie y el hallazgo de su cría híbrida aquí
en la bahía, resalta una vez más la magnífica diver-
sidad ecológica con la que contamos en el Estrecho
de Gibraltar. Un espacio que tiene mucho que ofrecer
pero que , dada su saturación bien por los pescado-
res bien por la navegación y transportes, preocupa la
gran amenaza que suponen cada uno de ellos para
los delfines y otros mamíferos de este Parque Natu-
ral del Estrecho Reserva de la Biosfera.
Investigadores y conservadores, no cesan en solici-
tar una mejor educación ambiental y una mayor pro-
tección para los mamíferos marinos que residen en
estas aguas.
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