cal towns - “the olive trees and water are providing
wealth to just a small minority. The plantations have
created no jobs here: everything is done with ma-
chines”, states José Martínez Munuera, Assistant
Mayor in Sorbas.
The ever-worsening desertification and water
shortage in the region of Almeria has become a se-
rious concern for environmentalists, academics and
residents alike, and it isn’t just the olive trees that
they have to worry about. Since Spain opened itself
to European markets three decades ago, it has deve-
loped its very own standardised and industrialised
vegetable garden. The 30,000 hectares of green-
houses which adorn the landscape of Almeria like
a shiny sea, and can be seen from space, feed our
insatiable appetite for strawberries, tomatoes and
peppers grown out of season. A place of exploita-
tive labour practices, these greenhouses are testa-
ment to an agricultural system and food mentality
that cares not whether it hurts people or planet. “It’s
not just the farming method that is incredibly des-
tructive”, says Dave Dean, a Los Molinos resident
and environmental activist, “we’re facing nepotism
in these industries: jobs are given to friends and fa-
milies, agricultural companies are closely tied to po-
liticians. It’s an unstoppable mayhem which is going
to completely destroy the land and the livelihoods of
the local people.”
These large-scale olive and vegetable farms stand
in stark contrast to the sustainable and grassroots
projects located in the Los Molinos village – from
Sunseed Desert Technology, a British charity which
offers non-formal education in permaculture garde-
ning and low-impact technologies, to Pita Escuela,
an art centre which provides workshops in the use
of locally grown and renewable pita wood (agave).
The Los Molinos spring, fed by the Alto Aguas aqui-
fer, is channeled up the mountain into each house in
the village via a ramp pump; quite literally the heart-
beat of the village. Without this vital water source,
Los Molinos and all that it represents, will cease to
exist. Indeed, the neighbouring village of Pueblo Go-
char had 100 residents in 2001, but by 2016 there
were just 4. If the depletion of the aquifer is not hal-
ted soon, the people of Los Molinos and others in the
area will experience this same fate. Jackie, who has
farmed organically in Almeria for the past 20 years
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OTWO 02 / SEPTEMBER 2019
OTWO 02 / SEPTEMBER 2019
pozos excavados de forma ilegal y no declarados.
Este sistema agroindustrial, es insostenible, algo
que se evidencia aún más en la corta vida de cada
espécimen. Andrés Pérez Pérez, ingeniero agrónomo
local y fundador del periódico El Afa explica que,
“un olivo puede vivir cientos de años, pero en este
ambiente de cultivo intensivo mueren después de 10
años, con la máxima eficiencia alcanzada después
de solo 5 años”. No solo el agua está sufriendo,
sino las ciudades locales: “los olivos y el agua están
proporcionando riqueza a una pequeña minoría. Las
plantaciones no han creado empleos aquí: todo se
hace con máquinas ”, afirma José Martínez Munue-
ra, Asistente del Alcalde en Sorbas.)
El aumento de la La creciente desertización y la
escasez de agua en la región almeriense, se ha con-
vertido en una seria preocupación para ecologistas,
académicos y residentes por igual. Hay que preocu-
parse de más cuestiones que el olivo, únicamente.
Desde que hace tres décadas, España se abrió a los
mercados europeos, ha desarrollado huertos estan-
darizados e industrializados. Las 30.000 hectáreas
de invernaderos que adornan el paisaje de Almería
como un mar brillante, visibles desde el espacio
exterior, alimentan nuestro insaciable apetito por
las fresas, tomates y pimientos cultivados fuera de
temporada. Invernaderos que son testimonio no sólo
de un sistema agrícola y una mentalidad alimentaria
que no reflexiona sobre el perjuicio a personas o al
planeta, sino que además, es un lugar de prácticas
laborales poco convencionales y con tintes de explo-
tación laboral. “No es solo el método de cultivo lo
que es increíblemente destructivo”, dice Dave Dean,
un residente de Los Molinos y activista ambiental,
“nos enfrentamos al nepotismo en estas industrias:
los trabajos se dan a amigos y familiares, las com-
pañías agrícolas están estrechamente vinculadas a
los políticos . Es un caos imparable que destruirá por
completo la tierra y los medios de vida de la pobla-
ción local “. Estas granjas de olivos y hortalizas a
gran escala contrastan con los proyectos sostenibles
y de base ubicados en el pueblo de Los Molinos,
desde Sunseed Desert Technology -una organización
benéfica británica que ofrece educación no regla-
da en jardinería de permacultura y tecnologías de
bajo impacto- , hasta Pita Escuela -centro de arte
que ofrece talleres sobre el uso de madera de pita
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