La Noche del Camaleón
Cae la noche en la Bahía de Cádiz. Los fangos, que
hasta el momento parecían moverse de tanta vida
como sustentan, parecen dormir. Las numerosas
aves que caracterizan a este espacio han volado
en su mayoría en busca de un lugar para descansar
hasta la próxima salida del sol.
Parece que la naturaleza se ha desconectado.
Pero nada más lejos de la realidad. Entre las ramas
de pinos, lentiscos y retamas que ocupan el bosque
litoral algo se mueve. Un fantasma que con sus pa-
sos lentos pero seguros se oculta del ojo más entre-
nado. Dispone de mecanismos que la evolución le
ha otorgado tras miles o millones de años de prue-
bas y errores: cambios de color, paciencia infinita.
Se trata del camaleón común (Chamaeleo cha-
maeleon L.), el único de la familia Chamaeleonidae
presente en Europa. Lo podríamos ver, si esto fuera
fácil, entre Almería y Huelva en todas las provincias
litorales andaluzas y, ya en Portugal, en la localidad
de Faro. La Bahía de Cádiz tiene el privilegio de ser
un espacio con importantes poblaciones de este
misterioso reptil.
Atlántida Medio Ambiente desarrolla desde hace
varios años una interesante actividad para mejorar
40
OTWO 03 / OCTOBER 2019
OTWO 03 / OCTOBER 2019
el conocimiento de este animal entre la población
del entorno. Siguiendo los pasos de los zoólogos que
elaboran los censos de camaleón en toda Andalucía,
se organizan grupos de personas para la observación
nocturna y la toma de datos de cada ejemplar. La ex-
pectación está asegurada desde el primer momento.
El lugar elegido para esa actividad es un espacio
privilegiado, el Jardín Botánico San Fernando. Entre
los meses de julio y agosto, y ya al caer la noche,
los participantes iluminan cada rincón de la vege-
tación hasta dar con los camaleones. Estos, al ser
descubiertos, parecen disfrutar de ser el centro del
espectáculo. Con el debido control del personal de
Atlántida Medio Ambiente, los participantes descu-
bren sus secretos: su ojos independientes el uno del
otro, sus dedos soldados y organizados a modo de
pinzas, su cola prensil que usa como una quinta pata
y lo más espectacular, el cambio de color según su
estado de ánimo.
Tras la experiencia, cada animal es devuelto a
su rama. El objetivo está conseguido. Un grupo
de personas ven ahora a este animal con otros
ojos y sin duda serán nuevos colaboradores para
su conservación.
41