OTWO Magazine November 2019 | Page 50

A lo largo de la semana del 20 al 27 de septiembre, millones de personas en todo el mundo participaron en la denominada “mayor movilización climática de la historia”, en la que se estima que alrededor de siete millones seiscientas mil personas, en ciento ochenta y cinco países, han participado en la Huelga Climática Mundial, liderada por los jóvenes. Ha sido la primera ocasión, desde que los estu- diantes iniciaron sus protestas, en la que han soli- citado la participación de los adultos. La respuesta ha sido millones de padres y alumnos de todo el mundo, acompañados de científicos, sindicatos, empresas y celebridades... todos de la mano han pedido a los gobiernos que adopten medidas para frenar la crisis climática. 48 Más de cuatro millones de personas salieron a la calle el 20 de septiembre en Nueva York, Londres, Sidney, Nairobi y Bangkok siendo las manifestacio- nes más numerosas. A ellas se unieron ciudades españolas y Gibraltar. Los paros por el clima a nivel mundial, arrancaron en 2015, cuando un grupo de estudiantes indepen- dientes organizaron la primera huelga escolar por el clima. Celebrada el primer día de las conferen- cias del Cambio Climático en la ONU, las protestas se centraron en tres puntos: energía 100% limpia, mantener en el subsuelo los combustibles fósiles y un marco de protección a los refugiados climáticos. En esta primera huelga participaron cincuenta mil estudiantes de un centenar de países. OTWO 04 / NOVEMBER 2019 Con posterioridad, el 20 de agosto de 2018, una joven llamada Greta Thunberg decidió sentarse en los accesos del Riksdag de Suecia, sin asistir al co- legio hasta la celebración de las elecciones suecas de ese mismo año. La estudiante portaba un cartel que decía “Huelga escolar por el clima”, a la vez que anunciaba sus demandas para que el gobierno sueco redujese las emisiones de carbono, a tenor del Acuerdo de París. El día antes de las elecciones generales en su país, la joven declaró que cada viernes, hasta que el Gobierno sueco cumpliera con estas demandas, se pondría en huelga. Este movimiento se extendió mundialmente bajo la campaña “Viernes por el fu- turo”. Seguidamente, una vez celebradas las elec- ciones, Greta Thunberg, comenzó a asistir a mani- festaciones por toda Europa, mientras era invitada a hablar en foros internacionales como Davos, el Comité Económico y Social Europeo y el Congreso de los Estados Unidos. La joven Greta, se ha convertido en semilla, cara y voz del activismo por el cambio climático. Su intenso compromiso y sus discursos directos, la han puesto en la línea de salida de la atención medioambiental mundial. Tanto es así, que a prin- cipios de año, apareció en la portada de la revista Time nombrandola, “líder de la próxima genera- ción”. Su influencia está tan extendida, que numero- sos medios de comunicación han denominado el impacto de las declaraciones y acciones en la lucha por actuar contra el cambio climático de esta joven sueca, como “el efecto Greta”. Con las Naciones Unidas describiendo el cambio climático como el “problema definitorio de nuestro tiempo”, las huelgas se llevaron a cabo para coinci- dir con la Cumbre de Acción Climática de la ONU el 23 de septiembre. Entre todo este trajín, Greta fue noticia cuando, para asistir a la cumbre americana, realizó su viaje en velero para evitar la emisión de dióxido de carbono. El 20 de septiembre comenzó con reuniones ma- sivas en las islas del Pacífico. Samoa, Tonga, Vanua- tu, Papúa Nueva Guinea y Fiji pidieron más medidas para evitar la subida del nivel del mar. Otros peque- ños estados como los atolones de Tuvalu y Kiribati, también participaron y los estudiantes portaban OTWO 04 / NOVEMBER 2019 pancartas que defendían: “No nos estamos hun- diendo, estamos luchando”. Estas pequeñas islas son algunos de los lugares más vulnerables a los efectos del cambio climático, a nivel mundial. Desde Nueva York, Greta elogió las escenas en Australia, “estableciendo estándares”. Centenares de poblaciones celebraron mítines, estimándose en trescientas cincuenta mil personas la participación activa a lo largo de todo el país. En Sydney y Mel- bourne, decenas de miles salieron a las calles, sien- do con toda probabilidad las respuestas públicas más numerosas, desde que en 2003 los ciudadanos se echaron a las calles, para protestar por la Guerra de Irak. Mientras, en el continente asiático, cientos de personas marcharon por Japón, y en el edificio del ministerio de Medio Ambiente en Bangkok, los ma- nifestantes tailandeses cayeron al suelo fingiendo la muerte, y exigiendo la acción del gobierno sobre cuestiones climáticas. Las marchas en Delhi, Mumbai y Kolkata, entre otras grandes ciudades de la India, mostraron a trece mil personas protestando a lo largo y ancho del país. En Afganistán, un centenar de jóvenes salió a la calle en Kabul, mientras las fuerzas de seguridad se desplegaron para proteger al grupo que estaba dirigido por mujeres jóvenes pertenecientes a una organización local de acción climática, denominada Oxygen. También África se movilizó con cincuenta mil jó- venes reunidos en Luanda, capital de Angola, una de las protestas de mayor envergadura vista en el continente africano. Mientras, en Kenia, Nigeria y Senegal se reunieron cientos de personas, estimán- dose la participación total en Sudáfrica en cinco mil manifestantes. El viejo continente no defraudó, con una de las mayores protestas de la semana, un millón cuatro- cientas mil personas salieron a las calles de Europa desde Alemania a Reino Unido. Compañías como Flixbus y el banco GLS, apoyaron a sus trabajadores para que asistieron a la huelga en varias ciudades alemanas. Belfast, Edimburgo, Birmingham, Glasgow y Bri- ghton fueron algunas de las ciudades británicas que se pusieron en marcha. Quinientas mil perso- 49