“Unlike television, nature does not steal time; it am-
plifies it.” These are the words of Richard Louv, taken
from his book ‘Last Child in the Woods’, in which he
addresses in depth the need to reconnect human life
with nature, especially children and young people.
As Louv states, for the new generations in western
countries, nature is more of an abstraction than a
reality. Paradoxically, the era of increased environ-
mental awareness is also the era of increased sepa-
ration from nature, with daily experiences with our
natural environment decreasing.
The consequences of urban life
The separation between people and the natural
world is not just increasing in Western societies but
also throughout the world, mainly due to the wides-
pread movement of populations from rural areas to
cities, which has accelerated in recent decades resul-
ting in the highest ever growth rates of urban popula-
tions. According to data from the United Nations, 55%
of people currently live in cities and that percentage is
expected to reach 68% by 2050. While the Americas
and Europe already exceed these projections, with
more than 80% living in urban areas in the American
continent and 74% in Europe, the growth of cities is
currently concentrated in Asia and Africa, where rural
populations are still dominant. This rapid urban grow-
th is generally of a poorer standard, with a significant
deterioration in the environmental, social, and econo-
mic conditions of the population.
This widespread disconnection from nature is an
unprecedented event in the history of mankind and
undoubtedly has consequences on the well-being
and health of human beings. Life in cities, either
due to their environmental qualities or the way of
life that develops within them, generates substantial
impacts on human health, where at least two exam-
ples can be described as global epidemics. Accor-
ding to data from the World Health Organization, air
pollution causes 4.2 million premature deaths a year.
In Europe, the European Environment Agency esti-
mates that the population’s exposure to pollutants
such as fine particles, nitrogen dioxide and ozone
causes almost half a million premature deaths per
year —33,000 in Spain. The effects are especially
significant in children, in whom there is a dramatic
increase in hospital emergencies due to respiratory
infections that coincide with spikes in air pollution.
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«A diferencia de la televisión, la naturaleza no roba
tiempo, lo amplifica». Son palabras de Richard Louv,
extraídas de su ensayo Los últimos niños en el bos-
que, en el que aborda en profundidad la necesidad
de reconectar la vida humana con la naturaleza, es-
pecialmente de niños y jóvenes. Como expone Louv,
para las nuevas generaciones en los países occiden-
tales, la naturaleza es más una abstracción que una
realidad. Paradójicamente, el momento histórico
con una mayor conciencia ambiental es también el
momento histórico con una mayor separación de la
naturaleza, con una menor experiencia cotidiana con
nuestro entorno natural.
Consecuencias de la vida urbana
Pero la separación entre las personas y el mundo
natural es cada vez mayor en todo el mundo, no solo
en las sociedades occidentales, debido fundamen-
talmente a un proceso generalizado, y acelerado en
las últimas décadas, de desplazamiento de la pobla-
ción desde las zonas rurales hacia las ciudades y a
la mayor tasa de crecimiento de la población urbana.
Según datos de Naciones Unidas, el 55% de las per-
sonas vive actualmente en ciudades y se prevé que
ese porcentaje alcance un 68% en 2050. Aunque el
Continente Americano, con más de un 80% de po-
blación urbana, y Europa, con un 74%, superan ya
ampliamente esa proporción, el crecimiento de las
ciudades se concentra actualmente en Asia y África,
donde la población rural es aún dominante. Estos rá-
pidos crecimientos urbanos presentan por lo general
una escasa calidad, con un deterioro notable de las
condiciones ambientales, sociales y económicas de
la población.
Esta desconexión generalizada de la naturaleza
es un hecho sin precedentes en la historia de la
humanidad y tiene sin duda consecuencias en el
bienestar y la salud de los seres humanos. La vida
en las ciudades, ya sea por la calidad ambiental de
estas o por el modo de vida que se desarrolla en
ellas, genera por sí misma impactos importantes en
la salud humana, que al menos en dos casos pueden
calificarse de epidemias globales. Según datos de la
Organización Mundial de la Salud, la contaminación
del aire provoca 4,2 millones de muertes prematuras
al año. También en Europa, donde la Agencia Euro-
pea de Medio Ambiente estima que la exposición de
la población a contaminantes como partículas finas,
OTWO 10 / MAY 2020
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