esfuerzos de la comunidad para ampliar el cultivo,
estabilizar las fluctuaciones de ingresos y sostener
a los apiarios y rebaños locales. Una solución que él
y otros han encontrado para este problema, ha sido
construir presas y canales para desviar el agua de
los ríos a sus campos. También explicaba que, du-
rante un año seco, los agricultores deberían plantar
alimentos básicos más resistentes a la sequía como
la cebada y el maíz, incluso cuando estos cultivos
no proporcionan suficientes ingresos de autosufi-
ciencia.
Del mismo modo, otro agricultor llamado Hasan
relató que, tras una inundación en 2008, los almen-
dros han estado muriendo en la región. A causa de
ello, los agricultores buscan variedades de árboles
más resistentes al medio ambiente que florecerán
en la siguiente estación, durante un tiempo de ma-
yores lluvias. En otro orden de cosas, Hasan desta-
có que la falta de formación agrícola fundamental
también ha sido responsable de la disminución de
los rendimientos del campo. Cree que estas prácti-
cas agrícolas, en las que las personas plantan sus
árboles y los dejan al libre albedrío, son una conse-
cuencia de esta educación deficiente.
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A mediodía, después de que todos los agriculto-
res tenías sus árboles asignados, entramos en un
debate sobre los deseos y necesidades de la comu-
nidad para el futuro. En esta conversación, aprendi-
mos que los agricultores rurales marroquíes luchan
a menudo por encontrar el mercado propio “ade-
cuado” a sus productos, tratando de ganar dinero
suficiente, aunque esto precise de años. La mayoría
de sus cultivos se exportan vírgenes a países euro-
peos, para ser procesados y vendidos a precios altos
en beneficio de las grandes corporaciones, en lugar
de para sus productores originales.
Los marroquíes quieren acceder al mercado orgá-
nico internacional, pero rara vez pueden al carecer
de recursos adecuados para plantar, cultivar, cose-
char, procesar y distribuir sus productos de manera
eficaz. Algunos agricultores han asumido por dere-
cho este duro reto, gestionando con éxito la cade-
na de valor en sí misma “desde la semilla hasta la
venta”. En este sentido, algunos en Gourrama han
logrado ganancias moderadas procesando aceitunas
locales en aceite de oliva.
Más allá de esto, el debate en grupo planteó dos
cuestiones finales: la falta de escuelas y formación
OTWO 08 / MARCH 2020
para los niños pequeños y el elevado desempleo ru-
ral. El empleo fuera del ámbito de la agricultura es
difícil de encontrar en esta zona, y los únicos pues-
tos de trabajo ocasionales disponibles son la gana-
dería y la apicultura.
Posteriormente, constatamos que HAF seguirá
siendo parte de todo su proceso de desarrollo, des-
de la distribución de semillas hasta la certificación,
procesamiento y venta de productos, asistidos por
el programa USAID Farmer-to-Farmer. Para concluir,
llevamos a cabo una simbólica plantación de árbo-
les, abonando los brotes, recién enterrados, con la
práctica tradicional de esparcir cenizas en el suelo
para entregar nutrientes vitales a las raíces de los
árboles.
Después de un retardado almuerzo típico marro-
quí, viajamos a una granja comunitaria de veinte
hectáreas en una inmensa llanura bordeada por
montañas bajas y onduladas. Parecía imposible,
con el viento azotando nuestras ligeras chaquetas
y arañando de forma brusca nuestras enrojecidas
mejillas, que cualquier cosa pudiese florecer entre
tanta inclemencia. Sin embargo, aprendimos, que
ante tanta adversidad y perseverancia como la que
OTWO 08 / MARCH 2020
habíamos visto a lo largo de nuestra visita, era el te-
jido y la esencia del lugar. Este proyecto fue creado
por la cooperativa agrícola local con una subvención
de tierras del gobierno, proporcionando empleos a
personas desempleadas que carecen de perspecti-
vas profesionales viables, impidiendo que sucumban
a la marea de la emigración rural.
El ingenio frente a las dificultades es eje común
dentro de esta comunidad y otros miles de perso-
nas en las montañas del Alto y Medio Atlas. El
cambio climático es sólo el último desafío al que
se enfrentan. A menudo, las personas retoman
sus tradiciones cuando se encuentran con proble-
mas actuales. Durante nuestro último día en Gou-
rrama, nos encontramos con una pequeña planta
de procesamiento de maíz independiente, donde
la energía hidroeléctrica se utiliza para convertir
el grano en harina. Esta práctica autosostenible
generacional ha dado años de ganancias para la
comunidad. Su diseño industrial y la infinidad de
ejemplos antes mencionados, sirven para recor-
darnos que, a pesar de un mundo en constante
cambio, aquellos que trabajan en la fusión con su
entorno, obtendrán recompensa.
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