OTWO Magazine March 2020 | Page 84

Hace dos semanas, partí con tres de mis colegas de la Fundación Del Alto Atlas (HAF, Marrakech) hasta la aldea de Gourrama, en las montañas marroquíes del Atlas Medio. Nuestro viaje, desde el amanecer hasta la caía del sol, nos llevó a través de terrenos escarpados y de clanes de todas dimensiones. La belleza natural y el encanto de lo construido arti- ficialmente que aparecía tras mi ventana mientras conducíamos, me cautivó. Cada una de las imágenes momentáneas despertaban en mí la emoción del pri- merizo. Edificios de solitario hormigón dividían los verdes campos que atravesábamos. Los tonos esmeraldas, rojos, rosas y naranjas que los bañaban, se evapora- ban perfilando el horizonte simulando caras agacha- 82 das bajo pesadas cejas que nos conmovían al mirar a través de las ventanas iluminadas. Estas construc- ciones, testigos de los viajeros y las travesías, eran majestuosos y enérgicos en su observación. Otras construcciones asomaban más atrasadas en la ca- rretera, con brillantes techos de estaño asomando entre la marea de verdes junto a los que estaban. El espacio entre estos oasis de la vida y el color, no se sentía vacío ni vendido. Este espacio, tenía vida jun- to al esparcimiento con que el cielo azul se extendía hacia arriba, hacia el exterior y a nuestro alrededor, sin límite.  Una vez en Gourrama, nos reunimos con represen- tantes locales para dejar varios cientos de jóvenes nogales y almendros, en las asociaciones agrícolas OTWO 08 / MARCH 2020 de los alrededores. Estos eran sólo una parte de los miles de árboles frutales que habíamos llevado, apretados en la parte trasera de nuestro coche jun- to a nuestro equipaje. Uno de esos representantes director de la asociación local, Tarik Sadki, nos hizo un itinerario por la aldea en la que íbamos a alojar- nos. Entre los muchos edificios de adobe entre los que caminamos, una construcción en particular, era motivo de orgullo para Tarik. Aquí, durante los últi- mos veinte años, había sido comisario del museo, dedicado a preservar la historia de la región que se remonta a un milenio, en la que se conservaban do- cenas de artefactos bereberes, árabes y franceses, desde herramientas y armas antiguas hasta piezas de arte contemporáneos. OTWO 08 / MARCH 2020 Nuestra primera mañana en Gourrama, entrega- mos árboles a treinta y dos familias agrícolas loca- les. Hombres, viejos y jóvenes por igual, llegaron usando chilaba en tono tierra para evitar el frío de la mañana y proteger sus ojos del sol naciente. Emo- cionados, montaron sus ejemplares en los burros de carga, con orgullo y propósito visibles.  A última hora de la mañana, nos dirigimos a una ciudad cercana para continuar nuestra donación de árboles. Allí, pregunté a un grupo de agricultores sobre los efectos del cambio climático en sus me- dios de vida. Un hombre, llamado Mustafá, contestó que había notado descenso relevante de las lluvias, que había perjudicado la calidad de la tierra. Esta escasez de lluvia, confirmó, también ha impedido los 83