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El Parque Natural Bahía de Cádiz es un lugar mági- co. Lejos de exuberancias, este Parque Natural se abre poco a poco ante esos turistas que buscan algo distinto. Es un lugar de encuentro y de paso, donde la ausencia de relieve y un régimen semidiurno de mareas permiten que tierra y mar, en su abrazo cotidiano, compongan la mayor marisma salada de España. Este hecho se traduce en un fenómeno único y de gran interés para las aves: al retirarse la marea, deja al descubierto cientos de metros de planicies fangosas, cargadas de pequeños inverte- brados que sirven de alimento a un sinfín de aves limícolas. Al subir la marea, montones de alevines de peces se acercan a los bordes de la marisma buscando cobijo y alimento, propiciando la llegada, esta vez, de las aves pescadoras. Para completar la escena, crecen en estos fangos y fondos del in- termareal, prolijas comunidades de algas que son alimento preferido de un nutrido grupo de anátidas. Hasta 90.000 aves de muy diversas especies vie- nen a alimentarse, reproducirse o descansar a la Bahía de Cádiz cada año. Ya se puede imaginar el visitante que, en esta transición de espacios ora cubiertos ora descubiertos de agua, se amontona también una fantástica y rara diversidad de especies de flora y fauna, cuyas adapta- ciones al sol, al viento, al fango y a la sal los convier- ten en los grandes supervivientes de estos ecosiste- mas extremos. Observarlos es detener el tiempo. OTWO 01 / AUGUST 2019 Además de las marismas en las que practicar sen- derismo, penetrar como un explorador montado en kayac u observar la típica actividad del marisqueo, y de extensas playas de arena rubia, perfectas para practicar deportes de viento o disfrutar del baño en las aguas cristalinas del atlántico más manso, encon- tramos otro ecosistema casi único en el mundo: las salinas. Las salinas están catalogadas como Zonas Húme- das de Elevado Interés Ecológico (B1) por su importan- cia como zonas prioritarias para la nidificación, repo- so y alimentación de aves y su función amortiguadora entre las zonas de reserva y las áreas colindantes. Son un lugar idóneo para completar la observación de avifauna con una visita que no dejará indiferente a nadie, ya sea por su arquitectura, su singular paisaje y colorido, su trazado o sus gentes. Poseen un excep- cional interés etnográfico ya que albergan los últimos vestigios de una cultura salinera milenaria. En el Par- que Natural Bahía de Cádiz aun pueden observarse las antiguas casas salineras y molinos de marea que, sobreviviendo estoicamente al olvido, nos traen a la memoria historias y costumbres. Atlántida Medio Ambiente es la empresa que gestiona en la actualidad el Centro de Visitantes del Parque Natural Bahía de Cádiz, lugar más recomen- dable como punto de arranque para adentrarse en este bastión irreductible de naturaleza y cultura, que resiste y apuesta por un nuevo modelo de turismo, más sostenible y armónico. 49