Some of Granny Lucy’s
lovely work I got to
keep.
Parte del hermoso
trabajo de Granny
Lucy que tengo que
mantener.
Painting by Brian
Kendall which hangs in
my bedroom.
Pintura de Brian
Kendall que cuelga
en mi habitación.
El título hace referencia a la portada del libro que utilizo para guardar mis rece-
tas de jabón. Me parece que define muy bien cómo podemos hacer a diario un
balance con aquellas cosas que realmente marcan la diferencia en nuestra vida.
Brian Kendall, un viejo amigo de un pequeño pueblo en Wiltshire, solía hacer
hermosos cuadros de flores, bailarinas y otros ornamentos con hierro forjado. Esta
pintura de un ramo de flores recogidas en su propio jardín, fue un regalo suyo.
Mi esposo —al admirar un trabajo tan hábil— le comentó a Brian que para
él, sería muy complicado hacer algo con tanto arte. Brian le respondió, mientras
le hacía un guiño y le hacía un gesto cariñoso con el codo: “¿Lo has intentado
alguna vez? Si no es así, ¿cómo puedes saberlo?”. Desde entonces, mi esposo,
apesar de que nunca ha conseguido hacer una obra de arte, lo ha intentado. Se ha
embarcado probando varias habilidades y se ha convertido en un buen carpintero,
fontanero, electricista... un manitas que todos queremos tener en casa.
Particularmente, me encantaba sentarme junto a mi abuela Lucy y la observaba
mientras hacía crochet. Ella no seguía ningún patrón, tenía todos los patrones y
puntos para trabajar en su cabeza mientras el gancho respondía rápidamente a
su ágil muñeca como si se tratase de un sexto dedo, retorciendo y entrelazando
el fino hilo blanco para trazar una encantadora malla. Mi abuela, también fue
capaz de transformar su hilo en objetos maravillosos, imaginativos y útiles. Desde
un soporte para cepillos de dientes en forma de vestido con pequeños bolsillos
delanteros a un portarrollos de papel higiénico en forma de sombrero de copa,
con adornos y cintas para combinar con el estilo de color de tu propio baño. Ella
me preguntaba si quería intentarlo, pero siempre pensé que no podría hacerlo.
Mi abuela insistía, “vamos, intenta hacer una cadena. Es fácil, solo sigue lo que
hago”, pero seguía viéndolo como un imposible. Nunca lo intenté, solo... obser-
vaba, aunque realmente quería hacerlo. Hoy en día, décadas más tarde, desearía
que mi abuela pudiese ver todos los trabajos que he realizado a ganchillo. Nin-
guno es tan perfecto como los suyos pero se que estaría orgullosa de mi trabajo.
Brian Kendall y Granny Lucy, vivían en un mundo —en un momento de nuestra
historia— en el que las cosas eran normalmente confeccionadas en lugar de
ir directamente a comprarlas. Incluso es posible, que en sus últimos años se
quedarán impresionados por el aumento de artículos comercializados como nece-
sidades, como algo habitual y constante. Mientras, nuestros familiares y amigos
de décadas anteriores, desarrollaban habilidades que algunos de nosotros hoy en
día solo soñamos con adquirir pero, a menos que lo intentemos, nunca sabremos
si también contamos con esa facilidad o al menos con esfuerzo, lograrlo. En mi
caso, nunca pensé que podría hacer crochet, mi propio pan, mis propios jabo-
nes, cremas o productos de belleza. En cambio ahora, tengo mi propio espacio
que, aunque pequeño, lo llamo El Taller de Artesanía, donde, como recoge mi
titular y mi libreta de trabajo: “cada día es otra oportunidad para hacer realidad
mi sueño”. ¿Qué hay de ti?
OTWO 01 / AUGUST 2019
23