Miércoles 11, octubre
Buenos días. Terminamos esta corta semana con una reflexión.
No me creo cobarde pero a veces tengo miedo. Me pregunto qué es lo
que hago en el mundo, qué es lo que hacemos todos…¡si supieseis las veces
que he planteado esta cuestión! Pero, ¿dónde encontrar una respuesta
satisfactoria? Un día me encontré con un hombre que, al parecer, si la había
encontrado. Ocurrió en los alrededores de Aix, en la Provenza, en las
montañas… Pasaba por allí en mi coche y me detuve a charlar con él.
Era un hombre sencillo, un pastor que vivía en una granja en ruinas… Y
yo, todo un actor de cine con un deslumbrante Ferrari… dos mundos
totalmente contrarios se encontraban. El era más feliz que yo. Vivía en paz
con el mundo, yo no. Poseía todo lo que deseaba, yo no. Tenía esa sabiduría
que da la sencillez, yo no. Había descubierto a Dios y le rezaba cada día; y yo
le había olvidado por completo.
Reflexión: ¿Cómo es posible que el pastor fuese más feliz que el rico actor de
cine? ¿Tú eres feliz? ¿Has descubierto a Dios y le rezas? Dios sí te descubrió a ti
y está deseando estar contigo.