Viernes 29, septiembre
Buenos días. Terminamos la semana recordando el lema con una historia real.
Maximilano Kolbe murió en la Segunda Guerra Mundial. Había sido llevado
por los nazis al terrorífico campo de concentración de Auschwitz.
Un día se fugó un preso. La ley de los alemanes establecía que por cada preso
que se fugara del campo de concentración, tenían que morir diez de sus
compañeros. Hicieron el sorteo: 1,2,3,4…. 10. Al que le iba correspondiendo el
número 10 era puesto aparte para echarlo a un sótano y morir de hambre. De
pronto, al oírse un 10, el hombre al que le correspondió ese número dio un
grito y exclamó: “Dios mío, yo tengo esposa e hijos. ¿Quién los va a cuidar?”.
En ese momento el padre Kolbe dice al oficial: “Yo me ofrezco para
reemplazar al compañero que ha sido señalado para morir de hambre”. El
oficial le responde: “¿y por qué?” “Él tiene esposa e hijos que lo necesitan.”
El oficial duda un momento y enseguida responde: “Aceptado”. El prisionero
Kolbe es llevado con sus nueve compañeros.
Nuestro lema de este año termina con una palabra importante. com+pasión.
¿Sabéis lo que es la compasión?.
Maximiliano Kolbe sintió compasión por ese hombre y esa compasión le
llevo a actuar, no se quedo quieto, eligió, actuó. La compasión por tanto no
es sentir pena o lástima, la compasión es padecer con el otro, es compartir su
sufrimiento, es elegir y actuar para ayudar al que lo está pasando mal.
Pide un corazón que sufra con el otro y se mueva com+pasión.