Miércoles 27, septiembre
Buenos días. Este conocido relato del evangelio nos enseña dar la vuelta a
situaciones que tenemos cerca. Como el samaritano queremos utilizar nuestra
libertad para aliviar el sufrimiento de los demás, no queremos pasar de largo.
Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: “¿y
quién es mi prójimo?”. Jesús le dijo: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó,
cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se
marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba
por aquel camino y, verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un
levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él, y al verlo, le dio
lástima, se acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y,
montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día
siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: “Cuida de él, y
lo que gastes de más ya te lo pagaré a la vuelta”. ¿Cuál de estos tres se portó
como prójimo del que cayó en manos de bandidos?” Él contestó: “El que
practicó la misericordia con él”. Le dijo Jesús: “Vete y haz tu lo mismo”
Reflexión: Mira a tu alrededor, ¿Quién es tu prójimo? ¿Quién necesita que no
pases de largo?