Viernes 15, septiembre
Buenos días, terminamos la semana con un milagro para el nuevo curso.
Jesús, como en tantas otras ocasiones, se retiró a un lugar tranquilo para estar a
solas… La gente, venida de muchos lugares, le siguió y el Señor, viendo la cara de
impaciencia de la mayoría de ellos, se dispuso a atenderles prontamente.
Pues bien, habían pasado apenas treinta minutos cuando una gran parte de la
muchedumbre empezó a ponerse nerviosa mirando continuamente el reloj… Los apóstoles
percatándose de la situación tan delicada que se les avecinaba, se acercaron a Jesús y le
dijeron:
- Se hace tarde, Maestro. La gente tiene que irse, ¡tienen tantas cosas que hacer!
Jesús les dijo: No es necesario que se vayan tan pronto… ¡No me digáis que no les
queda nada de tiempo!
- Por mucho que les hemos insistido, - respondió uno de los apóstoles-, nada de
nada. Bueno, tan solo un niño dice disponer de 20 minutos libres.
El Señor esbozó una sonrisa y le comentó: Ya no se trata de panes ni de peces, ni de
saciar el hambre de la muchedumbre. Algo mucho peor está infiltrándose en el corazón de
las personas… Y dirigiéndose al gentío les fue entregando todo un año, un año plagado de
cientos de oportunidades para encontrase con ellos mismos, con su familia, con sus amigos,
con Dios…
A ti también, te lo ha entregado el Señor. Es decisión tuya la de multiplicar o dividir tu
tiempo , tu decides como usarlo.
Ahora, en un momentito de silencio, dale gracias a Dios por el nuevo curso que pone
en tus manos.
Agradéceselo y haz el propósito de aprovecharlo a tope. Desde ahora mismo. (Dejamos
un minuto de silencio)