Así que cuando el ángel dice: "les ha
nacido", él está diciendo realmente,
"Cristo vino por pastores humildes."
Pero ¿qué pasa con los teólogos de
Jerusalén que sabían, pero no les importaba? Él vino para ellos también,
pero ellos lo ignoraron por completo.
Cuando Cristo vino, su nacimiento
fue anunciado primero a los parias
de la sociedad. Fueron los primeros
en escuchar las buenas noticias de la
Navidad. Hay una gran lección en
esto para todos nosotros.
Nuestro Señor vino por los olvidados
de la tierra. La mayoría de las veces
son los que lo reciben con la mayor
alegría. Los ricos a menudo no tienen
tiempo para Cristo, pero los pobres
lo reciben como un invitado de honor.
Hagamos una aplicación sencilla. El
ángel dijo: "Les ha nacido… un Salvador ". No dice simplemente “Ha nacido un Salvador”. Aquí es donde la
Navidad se vuelve intensamente personal. No es suficiente decir abstractamente que tú crees que Cristo
vino. Millones de personas dicen eso
y todavía están perdidos en sus pecados. No es suficiente decir que Cristo
vino por alguien más.
Nunca podrás experimentar la salvación hasta que digas: "Cristo vino por
mí. Él murió por mí. Se levantó de entre los muertos para mí.
Él vino por ti. ¿Crees eso?
Hace dos mil años Dios envió un regalo envuelto en pañales y acostado
en un pesebre. Jesús es el regalo de
Navidad de Dios para ti. Nunca experimentarás la alegría de Navidad
hasta que personalmente recibas el
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regalo de Dios: el Señor Jesucristo.
Un hombre viajó una gran distancia
para una entrevista con un distinguido erudito. Fue introducido en el
estudio del hombre, donde le dijo:
-Doctor, me doy cuenta de que las
paredes de su estudio están llenas de
libros desde el techo hasta el suelo.
No hay duda de que los ha leído todos. Sé que usted mismo ha escrito
muchos. Ha viajado mucho, y sin
duda ha tenido el privilegio de conversar con algunos de los hombres
más sabios del mundo.
He recorrido un largo camino para
hacerle sólo una pregunta. Dígame,
de todo lo que ha aprendido, ¿qué es
lo que más vale la pena saber?
Poniendo la mano sobre el hombro
de su huésped, el erudito contestó
con emoción en su voz: -Mi querido
señor, de todas las cosas que he
aprendido, sólo dos son realmente
dignas de saber. La primera es que
soy un gran pecador y la segunda es
que Jesucristo es un gran Salvador.
Si conoces esas dos cosas personalmente, conoces las mejores noticias
del mundo entero; Un Salvador ha
nacido para nosotros, que es Cristo el
Señor.
Cerramos estas devociones del Adviento con una tradicional bendición
navideña:
Que se llenen de la maravilla de María, de la obediencia de José, de la
alegría de los ángeles, del afán de
los pastores, de la determinación de
los Reyes Magos y de la paz del Niño
Jesús. Dios Todopoderoso, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, te bendicen
ahora y siempre. Amén.
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