Odisea Cristiana Diciembre 2016 | Page 14

L "Él ha derribado a los poderosos de sus tronos y exaltado a los de humilde heredad" (Lucas 1:52). a venida de Cristo provoca un gran cambio de fortuna en la sociedad. Los soberbios son llevados abajo y los humildes son levantados. Lo que los hombres llaman suerte, María llama la obra de Dios. ¿Existe la buena suerte y la mala suerte? ¿Alguna vez has pensado que obtuviste algo por tu buena suerte? Los que nacieron en una familia rica ¿tuvieron suerte? Cuando alguien lo pierde todo, hablamos de mala suerte. Cuando alguien gana la lotería, decimos que tuvo buena suerte. María no pensaba así. Ella entiende que detrás del misterio sin rostro llamado suerte está Dios mismo. Él levanta, y nadie puede derribar. Él derriba, y nadie puede levantar de nuevo. Como dice Juan Calvino: los príncipes del mundo no entienden esto. Se vuelven insolentes, gordos, perezosos y codiciosos. Se complacen en el lujo, se hinchan de orgullo y se embriagan de poder. Olvidan que todo lo que tienen proviene de Dios. Elevando a los humildes al poder, Dios triunfa sobre el mundo. Cuando Dios quiso enviar a su Hijo al mundo, escogió a la chica más improbable que pudiera encontrar para ser 14 la madre. Escogió una provincia olvidada en el Imperio Romano. Él arregló que su Hijo se convirtiera en parte de la odiada raza judía. Entonces él encontró la ciudad natal más improbable y arregló para que su hijo naciera en un establo y tomara su primera siesta en un comedero de animales. Jesús nació de esa manera para mostrarnos cómo Dios hace negocios. No hace negocios con los orgullosos. No corre con los gobernantes del mundo. Él no está al lado de los ricos. Dios está en casa con los humildes, los cansados, los débiles y los humildes de este mundo. Hace negocios con los que temen su nombre. A veces decimos: "Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos" o “ayúdate que te ayudaré”, pero eso no se encuentra en la Biblia. Sería más exacto decir que Dios ayuda a aquellos que no pueden ayudarse a sí mismos, y no tienen vergüenza de admitirlo. La Navidad nos muestra que cuando Dios quiere salvar el mundo, comienza en un pesebre. Oh Dios, que veamos el lugar donde María puso a su hijo, para que sepamos que escoges las cosas débiles del mundo para confundir a los poderosos. Amén. Comunión de Gracia Internacional | comuniondegracia.org