Odebrecht la holding del diablo Odebrecht | Page 5
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Antes de cumplir los 50, Marcelo Odebrecht dirigió la mayor constructora de
América Latina. Fue el responsable de obras en todo el mundo, desde el
estadio del equipo de baloncesto Miami Heat hasta usinas hidroeléctricas en
Angola. Repartió sobornos, formó parte de un cartel de constructoras para
repartirse licitaciones. Fue acusado, juzgado y condenado a 19 años prisión.
Habló, delató y reveló. Y al cumplir los 49, terminó bajo prisión domiciliaria
en su mansión paulista, rodeado del "amor" de su familia.
A Marcelo Odebrecht le dicen el Príncipe; nieto del fundador y tercera
generación de presidentes del grupo constructor Odebrecht que formó un
conglomerado con actividades en otros sectores, como ingeniería, agricultura
y petroquímica.
Casado con Isabela y padre de tres hijas, Odebrecht cayó en desgracia
el 19 de junio de 2015, cuando fue detenido, acusado de pagar sobornos a
decenas de políticos de todas las tendencias para obtener contratos en la estatal
Petrobras. Se abría un escándalo, estallaba un terremoto y el reino que había
ayudado a crecer tan agresivamente se derrumbaba bajo sus pies.
El nombre Odebrecht rápidamente se convirtió en sinónimo de
corrupción e ignominia, en Brasil y en el mundo.
Marcelo Odebrecht quizá especuló con la impunidad de los poderosos.
Creció como un heredero al trono de una casa real. Su vida fue entre
algodones y llena de éxitos al frente de una multinacional impecable, fundada
por su abuelo Norberto, en 1944, en Bahía.