461,47km
Y me tuve que ir de casa,
para descubrir que de hecho tenia una.
Tuve que verla en los ojos de los desconocidos,
derramándose
lastimosamente en sus falacias vocales,
extenderse
en la mentira de su mito...
La vi,
nacer en ilusiones que yo no supe ver
cuando nos habitábamos
encontré que sus rincones,
en los míos,
eran los cielos acantilados,
abrasivos,
de mi ser corroído.
Me di cuenta,
entre la añoranza y el olvido,
que sus suelos están encarnados
en mis pasos distraídos.
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