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“Horizonte de Letras” Nº 45 *Especial 10º Aniversario* Octubre-Diciembre 2019 23 NUESTRO REFUGIO La vi por primera vez una tarde en la que un periódico de Getafe me entrevistaba y hacía unas fotos, en un centro comercial, por la aparición de mi libro El mar no cesa. Obra que había presentado días atrás en la Feria del Libro de Madrid, en el parque del Retiro. Llamó mi atención nada más verla. Es una mujer muy atractiva de buena estatura y tiene un tipazo. Viste muy elegante, tiene unos ojos verdes verdaderamente hermosos de insinuante mirada y un pelo muy largo y abundante, lo lleve suelto o recogido en una coleta que parece interminable. Llevaba puestos unos vaqueros que le estilizaban –más si cabe– su estrecha cintura y su trasero elevado y apetecible. Iba escotada y resaltaban por la blusa sus voluminosos pechos. Me recordó a las chicas pin up, con ese estilo sexy, sugerente y provocador. Iba con una niña de la mano, imaginé que era su hija, intercambiamos unas palabras y se fue. Tras hablar con ella, además de su físico imponente, pude apreciar que es una mujer no solo guapa, atractiva y elegante sino también una persona culta. Al cabo de unos días me la volví a encontrar. Está vez llevaba un vestido y unos taconazos, nos saludamos y estuvimos hablando brevemente. La di una tarjeta con mi número de móvil y le pedí su número de teléfono para vernos en otra ocasión. Educada y correcta me lo negó. Según nos despedíamos admiré sus piernas bien contorneadas. Al cabo de unos meses, volvimos a coincidir en la calle. Estuvimos hablando de literatura y de la vida entre otras cosas. Quería uno de mis libros, le interesaba leerme y después de conversar un rato, quedamos en vernos y tomar un café. Esta vez sí me dio el número de su móvil. La estuve llamando en varias ocasiones y no pudimos quedar hasta pasados unos meses. Entre sus trabajos –es profesora de baile y enfermera–, su casa, su hija Paola y sus trámites de separación no fue fácil encontrar un hueco para vernos. Telefónicamente había complicidad entre nosotros desde el primer momento. Se sentía a gusto con mi forma cariñosa de tratarla y a mí me ocurría lo mismo. Se veía que tenía ganas de verme y yo estaba loco por quedar. Llegó el día de nuestra primera cita y fue genial. Todo fue rodado. Pedimos una copa en la terraza de un bar cerca de su casa y posteriormente buscamos un pub para tomar algo más tranquilos. Hojeamos mi libro y le ____________________________________________________________________________________________________________________________ ©: “Alfareros del Lenguaje”. Asociación Nacional de Escritores de Alcorcón. Todos los derechos reservados. ISSN: 1989-6956 “Alfareros del Lenguaje” no se responsabiliza de las opiniones vertidas por los autores participantes en este número; quienes además, serán responsables de la autenticidad de sus obras.