nº 1 -Boletín Oficial FEDDF 4 - BOLETIN FEDDF OCTUBRE 2015 | Page 12
BOLETÍN ELECTRÓNICO “FEDDF” PASIÓN POR EL DEPORTE
POR JUAN GIL
Vicepresidente FEDDF
Siguiendo con la serie de artículos
con los que queremos acercar un
poco más el mundo del deporte
adaptado al público en general hoy
dedicaremos este espacio a la
Boccia. Deporte paralímpico, similar
a otros juegos como el curling, los
tejos, la bola canaria o la muy
conocida petanca, la boccia es un
juego de estrategia y precisión que
basa su ejecución, como muchos
otros deportes, en las cualidades
técnicas, tácticas y físicas de los
deportistas que la practican.
Originario de la Antigua Grecia y
recuperado en los años 70 por
los países nórdicos e Inglaterra con
el fin de adaptarlo a las personas
con discapacidades fue un deporte
inicialmente dirigido a las personas
con parálisis cerebral pero a partir
del año 1996 se abrió a personas
con gran discapacidad física
(tetraplejias
y
enfermedades
degenerativas como la ataxia, la
distrofia, la atetosis, …), facilitando
así la posibilidad de acceder a la
práctica deportiva a estas personas.
La dinámica de juego, como ya
hemos mencionado tiene ciertas
similitudes con otros juegos que
consisten en lograr acercar lo
máximo posible tus bolas a otra
bola denominada diana y de color
blanco e intentar separar la de tus
contrarios de esta bola diana.
Para ello dispondremos de un
campo de juego (12’5 X 6 metros)
en una superficie plana y lisa que
permita el correr de las bolas. En
uno de los extremos de este
rectángulo de juego se marcaran 6
espacios para la colocación de los
jugadores. Estos espacios tendrán
una anchura de 1 metro y 2’5
metros de largo. Los lugares
marcados 1, 3 y 5 serán para los
jugadores locales y los marcados
2,4 y 6 lo serán para los visitantes.
Existe una zona de exclusión donde
la bola diana blanca no puede caer.
Esta zona la marca una línea en
forma de “V” cuyo vértice está
situado a 1 metro de la zona de
colocación de los lanzadores y
cuyos brazos terminan a 3 metros
de esa misma línea de finalización
de la zona de lanzamiento.
Finalmente un punto situado a 3
metros de los laterales y a 5 metros
de la línea de fondo marca el lugar
donde colocaremos de nuevo la
bola blanca en caso de se saliera
fuera del campo o se jugase un
parcial extra.
El material necesario para el juego
será el compuesto por 13 bolas (6
de color rojo, 6 de color azul y la
bola diana blanca. Cada deportista
puede jugar con su propio juego de
bolas,
acomodado
sus
características a sus peculiaridades
funcionales y al grado de afección
de su discapacidad.
Comienza el juego, tras la elección
del color de las bolas de juego por
parte de los participantes (elección
que se hace lanzando una moneda
al aire y eligiendo el color rojo
quien lance en primer lugar) con el
lanzamiento de la bola diana blanca
por parte de uno de los deportistas,
a este mismo deportista es al que le
corresponde “abrir fuego” lanzando
a continuación la bola de juego,
seguidamente lo hará un lanzador
del equipo contrario (bola azul). A
partir de aquí lanzará el deportista
o equipo que más lejos tenga su(s)
bola(s) de la bola diana blanca (es
decir quien vaya “perdiendo”) y así
continuará este procedimiento
hasta que todos los participantes
hayan lanzados sus bolas. Para
saber qué color ha de lanzar el
árbitro principal del encuentro
mostrará con una paleta (que luce
un color en cada cara) que color es
el que debe tirar a continuación.
El lanzador que deje la bola de color
más cercana de la bola diana blanca
anotará un punto por cada una de
las bolas que se encuentren más
cercanas a la blanca que la más
próxima de las del contrario. Al
finalizar los parciales, los puntos
obtenidos en cada uno de ellos se
sumarán, siendo ganador el que
más puntos haya sumado.
En el caso de obtenerse la misma
puntuación, se juega un parcial de
“desempate”. En el conjunto de
partidos, los puntos anotados en el