nº 1 -Boletín Oficial FEDDF 1 - BOLETIN FEDDF ENERO 2015 | Page 7

BOLETÍN FEDDF | Como cualquier deporte, el atletismo adaptado, tiene sus normas y pautas específicas para cada uno de las modalidades deportivas que lo integran pero, además, contiene reglas normalizadoras que igualan las posibilidades de los atletas entre sí, dejando a la superación y el entrenamiento el sobresalir sobre los demás. En este sentido el atletismo se rige por las normas de la IAF y de Atletismo IPC. Para ello en cada una de los grandes grupos del atletismo: carreras, saltos y lanzamientos existen clases deportivas en las que se encuadran los atletas con parecidas discapacidades que permiten una competición equilibrada, si no perfecta si lo más posible. Para competir, los atletas utilizan adaptaciones (por ello el sobrenombre de adaptado) que compensan la pérdida de miembros o capacidades de movimiento. Hay adaptaciones de diversos tipos, pero a groso modo, podemos dividirlas en dos grandes grupos (siempre atendiendo a la discapacidad física): adaptaciones para atletas ambulantes (deportistas que 2 mantienen las funciones de uno o dos de sus miembros inferiores) o atletas no ambulantes (deportistas usuarios de sillas de ruedas). Así pues, para el aficionado que concurre a este tipo de eventos deportivos es más fácil distinguir durante sus primeras asistencias que atletas disputan determinadas pruebas. inferiores las prótesis usadas permiten que los deportistas rindan a un alto nivel. Estas prótesis para piernas y pies han evolucionado, al igual que el resto del material usado para la práctica de las diversas modalidades de atletismo, desde la prótesis de madera hasta las modernas de carbono. En las adaptaciones para atletas ambulantes en las pruebas de carreras distinguiremos las que inciden en discapacidades que afectan al tren superior (brazos y manos) Para los atletas en silla de ruedas éstas han evolucionado desde las sillas convencionales “de paseo” hasta las actuales sillas que permiten un mayor rendimiento del esfuerzo del deportistas. Estas sillas, configuradas con una estética de F1, con dos grandes ruedas traseras, un morro afilado que termina en una rueda de menores dimensiones y materiales cada día más ligeros y resistentes cumplen unas sencillas normas: las ruedas traseras no deben superar los 700 mm de diámetro ni la delantera los 500 (incluyendo el neumático y las que afectan al tren inferior (piernas y pies). En el primero de los casos los atletas velocistas suelen usar ataduras para inmovilizar el miembro afectado o prótesis fijas que sirvan para ayudar a mantener el equilibrio durante la carrera y para que problemas como la escoliosis o, incluso, daños vertebrales por excesiva rotación del torso no se produzcan. En los casos de doble amputación de miembros superiores en los que el atleta desee realizar una salida de 4 apoyos se colocaran en la pista “tacos” para apoyar los muñones en la salida de la prueba. En el caso de amputaciones en los miembros ya inflado). La altura desde el suelo al cuerpo de la silla debe ser de 500 mm y cada rueda grande (las impulsoras) debe llevar un aro que permita al atleta propulsar la silla. Cualquier otro medio que sirva para favorecer el impulso está terminantemente prohibido.