Noviembre 2021 | Page 9

CULTURA

El Dromedario

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Si un celta nos pudiese ver ahora, nos insultaría en galeico y luego se marcharía ofendido; ofendido por la forma en la que deformamos algo tan bello y espiritual en un simple motivo para aumentar ventas, pero criticar el capitalismo y la sociedad moderna no es el tema que quiero tratar. Así que, volviendo con el halloween, <<Samhain>> acaba de pasar hace poco, oficialmente este verano celta ha terminado y no solo el verano sino el año celta también, no hay más cosechas y las rasposas hojas marchitas arraigadas por la brisa caen danzando de los árboles. 

Supongo que mi yo de nueve años estaría triste si me viera ahora sentada en mi escritorio, escribiendo un artículo un 16 de octubre por la noche. Pensaría que estoy demasiado cuerda, me empujaría y de seguro gritaría “¿Pero en qué basura andas pensando? Es Halloween, anda, ¿dónde está tu disfraz?!” No tendría forma de responderle, porque estoy segura que cualquier respuesta implicaría aceptar que tal vez extraño ser una niña pequeña.

Puede ser que a los nueve años, noche de brujas era magia y azúcar en la venas, pero ahora, si lo pienso bien, <<Samhain>> no solo significaba en celta el fin de algo, sino que  también era la muerte y a la vez el  inicio de algo nuevo, como si para los celtas las líneas entre la vida y la muerte se borraran. Así que, teniendo en cuenta esto, quisiera compartir un pensamiento con usted, querido lector. Puede que tal vez después de tantas dificultades post pandemia que hemos tenido que atravesar.  <<Samhain>> pasa frente a nosotros incitandonos a finalizar con esta difícil época y darnos la oportunidad de comenzar de nuevo, tal vez es tiempo de cambio, sí más cambios, es tiempo de dejar que el viento se lleve las marchitas hojas de otoño para darle paso a nuevas y fragante flores. Es tiempo tal vez de dejar ir, de aprender a dar el primer paso y seguir adelante, para que después de la nieve, en un futuro las hojas vuelvan a florecer más bellas. 

Para que después de que las nieve nos atenuara, dejemos que la esperanza y estabilidad vuelvan a crecer y tal vez, querido lector, sin saber verdaderamente por lo que esté pasando, en este momento me atrevo a pedirle que deje que este sea el momento perfecto para comenzar de nuevo, y que tal vez, solo tal vez, mis palabras lleguen a usted como lector y se deje renovar y se levante mañana o pasado mañana, o en unos años preparado para dejar ir la cosecha y comenzar  de nuevo. De esta manera, puede  que mi yo de dentro de unos años vuelva a sentirse plenamente marchita, lista para irse en la brisa y encontrarse a sí misma correteando, dejando caer la envoltura del dulce número 315 entre las calles de mi barrio.