Durante mi regreso desde Nápoles a España a bordo de la galera Sol, una flotilla turca nos hizo presos a mi hermano Rodrigo y a mi, Miguel de Cervantes, el 26 de septiembre de 1575. Fuimos capturados por la zona de Cadaqués de Rosas, y a continuación fuimos llevados a Argel.
He sido adjudicado como esclavo al griego Dali Mamí. El hecho de haber encontrado en mi poder las cartas de recomendación que llevaba de Don Juan de Austria y del duque de Sessa hizo pensar a mis captores que yo era una persona muy importante y por quien podrían conseguir un buen rescate y cuando al fin lo pidieron, reclamaron quinientos escudos de oro por mi libertad.
En los cinco años que mantuve de aprisionamiento traté de escapar en repetidas ocasiones. Yo, un hombre con fuerte espíritu y motivación, luché por cambiar mi destino, y fueron cuatro los intentos de huida que probé con todo lo que ello conllevaba si no lo lograba. Para evitar represalias en mis compañeros de cautiverio, me hice responsable de todo ante mis captores y preferí la tortura a la delación.
Fuimos encadenados y vigilados, mientras mi madre intentaba reunir todo el dinero posible para nuestro rescate, aun así reunir tanto dinero no fue posible y me sacrifiqué ante mi hermano para que él fuera salvado.
Tras varios intentos más de fuga, los cuales yo admití tener toda la responsabilidad sobre mis compañeros, en mayo, llegaron a Argel los padres trinitarios, que trataron de liberar a todos los cautivos posibles.
Gracias a los 500 escudos tan arduamente reunidos, fui liberado el 19 de septiembre, y hoy, 24, regreso al fin a mi tierra, España, regreso a Denia donde allí seré llevado por fin y reunido con mi familia.
CAUTIVERIO EN ARGEL
Nova Caeli 7