fRUBÉN LOMBARTE
“ El día 2 de febrero comenzó a helar como nunca se había visto en el pueblo . Ni la gente mayor había conocido una helada tan grande como aquella . No paró de helar hasta el día 28 del mismo mes . Algún día llegamos a 17 grados por debajo de cero ”. Estas son las palabras de Ricardo Arrufat , uno de los múltiples vecinos de la capital del Matarraña que en su día
“ LA HELADA FUE UN EPISODIO DRAMÁTICO . PROVOCÓ UNA MIGRACIÓN TREMENDA ”
entrevistó Lluís Rajadell para hablar de ‘ La gran gelada ’, y que aparecen en la reciente reedición de ‘ 1956 , l ’ any de la gelada ’ ( Comuniter Editorial , colección Es un decir ). Hablamos de un libro en formato reportaje que nos traslada hasta el mes de febrero de hace exactamente 65 años y que aún hoy es recordado por la gente mayor de nuestra comarca . Aquel febrero de 1956 heló todos los días . Todos los días heló de viento , con un frío constante que incluso bajó
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de los 20 grados negativos . Las consecuencias fueron terribles : la muerte del olivar , que era el modelo de vida de nuestros pueblos , y la migración forzosa .
Matarranya . Media ha entrevistado al autor , quien apuntó que “ antes de ser periodista , yo fui agricultor en mi pueblo . Y la referencia a la helada era una constante entre los agricultores . Una referencia temporal a la historia del pueblo , para nuestra demografía y también para nuestros cultivos ”. Y es que el intenso frío de aquel febrero de 1956 , y especialmente la constancia de aquel frío y que heló de viento , supuso “ la muerte del olivar . La consecuencia más grave de aquel episodio fue que se helaron los olivos , que eran , prácticamente , el único cultivo comercial que había en el pueblo en aquella época ”, dijo Rajadell . En aquellos tiempos , en Valderrobres “ teníamos almendros , viña y hortaliza , pero el único cultivo que tenía una salida comercial era la aceituna ”. Por lo tanto , esa helada de 1956 , “ que duró todo el mes de febrero , con tres olas de aire siberiano muy intensas , temperaturas muy bajas y días enteros que no subió de cero , supuso la muerte de la principal
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fuente de ingresos de los agricultores ”.
El autor de este intenso reportaje de 80 páginas remarcó que “ el frío afectó a todas las fincas del término , independientemente de la altitud . Fue una helada de viento . Y afectó a toda la comarca ”. Las consecuencias , las podemos imaginar . “ Para la memoria colectiva de nuestros padres es un momento que ha marcado su vida ”, aseguró Rajadell . “ Fue un mes largo ( aquel 1956 duró 366 días ) y se les hizo muy largo . Y ha quedado en el recuerdo de la gente por la muerte de los olivos ”. Una desaparición de ingresos que tuvo efectos demográficos importantes . “ Fue algo dramático . Provocó una migración bestial . En aquella década , la comarca perdió un 16 por ciento de su población . Es una caída terrible . Entre ellos , mis padres ”, recuerda el autor del libro , “ que tuvieron que irse del pueblo porque no había manera de ganarse la vida ”. En una década , municipios de nuestra comarca perdieron una cuarta parte de su población .
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La tormenta perfecta Fueron años complicados para la economía rural del Matarraña |
. En poco tiempo se vivió la época del desarrollismo industrial y la tecnificación de la agricultura , dos episodios posteriores a esta helada . “ Probablemente , la helada de 1956 avanzó la migración de nuestros pueblos ”, considera Rajadell . Y es que la muerte de la principal fuente de ingresos de la gente del campo provocó “ la migración de familias enteras . Prácticamente cada semana se iba alguien porque en el pueblo no había futuro ”. Tenemos que pensar que “ plantar un olivo para hacerlo productivo
“ LAS CONSECUENCIAS DEMOGRÁFICAS DE ESA HELADA TODAVÍA LAS ESTAMOS PAGANDO HOY ”
eran 20 años ”. Muchas familias tuvieron que marcharse , pero muchas se quedaron . “ Muchos olivos se arrancaron de raiz , una locura , y se plantaron bancales de viña y almendros , que son cultivos que entran en producción de forma más rápida y son más fáciles de mecanizar ”.
Podemos confirmar , porque estamos aquí , que los pueblos sobrevivieron a la helada . “ Pero
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la decadencia fue muy larga . Se prolongó hasta los años 80 , y no en toda la comarca ”, reconoce Lluis Rajadell . “ Algunos pueblos se recuperaron , y la viña y los almendros fueron importantísimos en aquellos años y le dieron mucha vida a nuestros pueblos . Y no podemos obviar la ganadería moderna e intensiva posterior ”. De hecho , Rajadell cree que “ la comarca no tiene nada que ver con la de aquella época , que prácticamente vivía del olivar ”. Y piensa también que “ aunque las consecuencias económicas de aquella helada las tenemos superadas , las demográficas todavía las estamos pagando ”. Y es que los pueblos del Matarraña pasaron de 17.670 habitantes a 14.845 en solo una década , un retroceso de más de 2.500 vecinos , que es la población que tiene actualmente Valderrobres . Municipios como Torre de Arcas o Torre del Compte perdieron en aquellos años más habitantes de los que tienen a día de hoy .
Este ‘ 1956 , l ’ any de la gelada ’, fue publicado por primera vez en 2007 a través de la asociación Repavalde , coincidiendo con los 50 años del gran frío que mató el olivar del Matarraña .
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