NOTICIAS XXIII-Nº 37 Nº 37 - junio 2018 | Page 47

El Monasterio de piedra fue genial. Me gustó mucho y espero que a mis compañeros también. Primero fuimos directa mente a ver lo de las aves rapaces, fue una pasada. Después a ver las cascadas que no estuvieron nada mal. En una de ellas, que era muy grande, había contaminación; ver eso no me pareció ni medio normal.

Vimos un estanque de patos que no tenía patos y subimos hasta arriba de una cascada. Todo ya fue cascadas pequeñas pero después... eran bastante grandes. La que más me gustó fue la “Cola de caballo” porque aparte de verla por delante, la vimos también por detrás. Recomiendo si vais con los padres o familia llevar un paraguas. Después vimos un parque infantil en el que no nos pudimos montar. Luego observamos unas truchas. Un compañero tiró una patata frita y la devoraron como leones. Casi a mitad de camino ya teníamos hambre y devoramos la comida como las truchas. Más tarde nos dejaron los profesores a nuestro aire para comprar regalos y había cosas interesantes: collares, estatuas, peluches…Yo cogí un gorro de verano, un collar con mi inicial y una moneda de chocolate.

Por último una guía nos explicó un poco el monasterio viejo y nos dijo que allí se había elaborado el primer chocolate.

Nerea Castiella

MONASTERIO DE PIEDRA