ORIGEN
Los filósofos griegos entre los siglos VI y III a.C. procuraron la construcción de un modelo teórico para la comprensión del mundo natural y el comportamiento de los materiales, determinando que estos estaban compuestos por sustancias elementales: agua, aire, fuego y tierra, cada una con combinaciones especiales de humedad y temperatura (frío, caliente, seco y húmedo); todo esto se convertiría en las bases para el estudio de las propiedades de los materiales, aunque no se buscara demostrar a través del método científico que eran o no resultados reproducibles.
La etimología del término química, es un poco controversial, pues se conoce que la palabra alquimia es europea y deriva de otra arábiga, pero del radical kēme, se desconoce su origen. Por su parte, el árabe al-kimia, según varios autores, se deriva del griego khemeia (χημεία), alquimia y, significa “fundir en conjunto”, “soldar”, “alear”, lo que le daría a Química el concepto de “ciencia de la materia a las escalas atómica y molecular”.
Lo que sí se sabe es que fue Georgius Agricola (famoso mineralogista y humanista) la primera persona en sustituir los términos “alchymia” y “alchymista” en sus trabajos en latín (desde 1530), por “chymia” y “chymista“, dado su interés en retornar a las palabras sus raíces clásicas, no porque le importara diferenciar la ciencia racional (chymia) de la oculta (alchymia), lo que sucedió a principios del siglo XVIII. Esta nueva denominación se hizo lentamente común durante el resto del siglo XVI.
Tanto es así, que a pesar de que la química se remonta a ancestros lejanos, sus fundamentos modernos fueron instituidos durante el siglo XIX, a partir del momento en que los científicos fueron capaces, gracias a los avances tecnológicos de dividir sustancias en otras más pequeñas (a través de computadoras y microscopios electrónicos, por ejemplo), explicando muchas de sus propiedades características y, posteriormente, diseñando nuevas sustancias con nuevas propiedades.